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Una clave para vivir en plenitud es elegir una vida diferente

Me inquieta la cantidad de veces que me encuentro con alguien y al preguntarle cómo se encuentra, responde como si la vida fuera una carga pesada, con una actitud derrotista y llena de angustia y tristeza.  Se quejan del trabajo, de la pandemia, de la situación económica, de la inseguridad de la ciudad, del tráfico, de la pareja, de la familia y un largo etc…. Pocas veces me encuentro con alguien entusiasta de verdad, animoso, lleno de vida y que lo exprese sinceramente, no con el «muy bien gracias» de cajón que nos han enseñado.

Y me parece muy triste, porque creo firmemente, que no vinimos a sufrir, ni a poblar un valle de lágrimas; ni a hacer sacrificios enormes para obtener cosas.  Yo misma caigo muchas veces en la desesperanza de una vida mejor.  La mala onda, se pega.  Pero la buena también.  No pretendo decir que debemos estar con una sonrisa falsa y aparentar algo que no es real.  pero si creo que podemos dar un giro a nuestra vida si tomamos la decisión de vivir distinto.  Podemos quedarnos en la queja, en la tristeza y el miedo o podemos poner acciones concretas para ver todo de manera diferente.

Esto no quiere decir que nos volvamos insensibles, indiferentes e indolentes.  Sólo es que nos ubiquemos en la realidad y pongamos atención a lo que tenemos al lado, dejemos lo que nos sobra, los deseos materiales, los pensamientos de futuro que son tan inciertos, y sepamos que aunque no podemos solucionar el mundo, si podemos poner un granito de arena en nuestro mundo.  Ayudar a mejorar la vida de alguien cercano, de acuerdo con nuestras posibilidades, pero ante todo, dejar de tomarnos todo personal, dejar de ver lo que nos asusta como si fuera la realidad (la mayoría de las veces el futuro que imaginamos no se cumple), y ponerle un tono diferente a nuestras palabras y actitudes.

Algunos tips para lograr darle un giro al sinsentido de la vida:

  1. Cambiemos el lenguaje.  Para mi este punto es clave.  Nos sumimos en la negatividad y hablamos solo de lo malo lo terrible y lo tenebroso.  Hablamos de enfermedad, contagios, inseguridad.  Pero pocas veces intentamos ver lo bueno en cada situación, la posibilidad, el aprendizaje.  Hablar de enfermedad es también la posibilidad de hablar de descanso, conexión y autocuidado. Hablar de pandemia es también la posibilidad de hablar de un tiempo de recogimiento, de ver nuevas oportunidades, de estar mas pendientes los unos de los otros y cuidar a los mas vulnerables.  Hablar de inseguridad es también oportunidad de hablar de lo bonito de mi ciudad, de la solidaridad que debemos despertar en nosotros, de unirnos en comunidad.  ¿Cómo puedes cambiar tu forma de hablar hoy?
  2. Seamos agradecidos.  Aunque muchas cosas estén mal, si nos ponemos a mirar atentamente a nuestro alrededor, muchas otras están bien.  Una actitud de gratitud diaria por lo mucho o poco que tengamos nos lleva a reconocer justamente eso que tenemos y damos por sentado.  Hay otras personas que no lo tienen.  Una taza de café caliente, agua para bañarnos, una cama cómoda, un techo, el trabajo (aunque no sea el mejor), un amanecer, el aire que respiramos y así, miles de cosas y personas que cada día llenan nuestro mundo de sonrisas. ¿Qué puedes agradecer hoy?
  3. Tengamos una actitud cotidiana de perdón.  Aunque es un tema difícil y que no todo el mundo acepta, la propuesta es ver al otro como un igual en dignidad a mi.  Eso simplemente, para cambiar la mirada y ser menos reactivos e impulsivos y tratar de entender que no todo lo que el otro hace es en contra mía.  Tal vez esta hoy lleno de problemas, tiene un mal día, no sabe manejar o va distraído por la vida.  Si veo al otro como alguien que puede cometer errores o pasa por un mal momento, igual que podría pasarme a mi, puedo comprender su comportamiento (aunque no lo acepte o comparta), puedo ser compasivo y puedo dar segundas oportunidades.  Eso, básicamente, nos llena de paz interior y nos ayuda a estar en calma, sin tanto estrés.
  4. Aprendamos a estar en silencio y soledad.  No le tengamos miedo a un poco de calma, de silencio, de estar con nosotros mismos y nuestros pensamientos.  Al principio puede ser que la cabeza nos juegue malas pasadas y no logremos la calma; que se alboroten todos los pensamientos trágicos, los recuerdos dolorosos y el porvenir aterrador.  Pero poco a poco, con práctica podremos ir acallando la mente, calmando las emociones, bajándole al estrés, y logrando estar cómodos con nosotros mismos.
  5. Vivamos de manera intencional.  Que las rutinas y el agite de la vida no nos quiten el placer de hacer lo que nos gusta, de tener unos objetivos claros, de disfrutar la cotidianidad.  Que cada cosa que hagamos, cada relación que tengamos, cada minuto que pasemos sean vividos intensamente. 

¿Es como estás viviendo hoy, la forma en que quieres vivir el tiempo que te quede?

¿Es ésta la mejor vida para ti? ¿Es ésta la vida que soñabas?

¿Qué pasos vas a dar hoy para conectarte con la vida?

Te invito hoy a tomar la decisión de vivir una vida diferente, más plena y más feliz.

Emily Atallah

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YouTube: Emily Atallah Coach de Vida

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