«No hay mas realidad que la que tenemos por dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente, porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su mundo interior manifestarse». Hermann Hesse
Me encanta esta frase de Hesse; siempre estamos pensando en el afuera, mirando otros lados, teniendo referentes, deseando lo de los demás y poco a poco nos perdemos a nosotros mismos, haciendo que lo de la masa sea nuestra identidad. Pero después es difícil reconocernos, volver a nuestros orígenes y saber en realidad quienes somos y de qué somos capaces.
Lo cierto es que somos creadores de nuestra propia realidad. Hay alguna parte del destino, pero de nosotros depende elegir lo que haremos con lo que tenemos y con lo que se nos ha dado.
Siempre hay algo del azar que no podemos controlar; hay ciertas cosas que simplemente suceden y hay cosas que no están en nuestras manos, pues pertenecen a otros; pero si es nuestra responsabilidad en la co creación de nuestro propio destino, la manera en que respondemos a la vida las preguntas que ella nos plantea; el tomar decisiones que nos lleven a entregar lo mejor de nosotros y poner al servicio del universo, los talentos y los dones de que disponemos.
La invitación es a no querer dominarlo todo. Somos hiper controladores y estadísticos y queremos certezas que nos den la seguridad para movernos hasta en lo más insignificante. Y resulta que la vida es incierta y si nos programamos mucho, nos frustramos mucho. Es mejor fluir con la vida y aprender a vivir como si todo se fuera a acabar (lo cuál va a suceder), para poder disfrutar, conscientemente. El dolor y el miedo nos ayudan a valorar lo que tenemos, a replantearnos la vida al confrontarnos con nuestra vulnerabilidad.
Por otro lado, muchas veces nos quedamos en lo que pudimos haber hecho diferente en el pasado y nos culpamos por no haber hecho las cosas de otra manera, por no haber aprovechado las oportunidades, por haber omitido cosas que debíamos haber dicho o hecho. Lo cierto es que no lo hicimos. Quiero que te convenzas de que lo que hiciste en el pasado, lo hiciste bien, de acuerdo con la información el conocimiento y las expectativas que tenías en esos momentos.

De nada vale quedarnos en la culpa o vivir culpando a los demás ni a las circunstancias, porque al final eso nos lleva al estancamiento; no somos culpables pero si responsables de nuestra vida y de cómo afectamos a los otros. Si no tomamos acción y nos quedamos en un pasado estéril, llega el vacío de una vida que no es propia sino ajena. Hay que aprender lo que sea necesario, hacernos dueños de nuestras decisiones y seguir adelante.
Para crear una realidad diferente y lograr grandes cosas, debemos utilizar todas esas herramientas que hemos adquirido a medida que abrimos camino en la vida. Empezar por lo que si tenemos, saber dónde estamos parados, con qué contamos, quienes somos como personas y cuáles son nuestros recursos psíquicos, físicos y espirituales. A partir de ahí continuar creando.
La vida sabe mejor que tú, qué necesitas para fluir en un momento determinado. Hay que confiar que la vida, hay que confiar en los seres humanos, hay que confiar en nuestros recursos personales y capacidades. Aceptar lo que viene no significa resignarse y dejar así, sin mas. Significa reconocer lo que sucede y poner en acción lo que necesitamos para sacar el mejor provecho y aprendizaje.

Lo que nos corresponde es saber quienes somos, qué tenemos y reconocernos valiosos. Recibir y agradecer lo de cada día, incluso en la dificultad.
La realidad es superior al pensamiento. Muchas veces pensamos que todo va mal, cuando son sólo creencias que no estamos experimentando en la realidad. No podemos ser injustos con la vida cuando hay tanto que si tenemos en orden. Y de ahí nace la esperanza, y el poder de soñar y lograr hacer realidad nuestros sueños. Mirando al interior y soltando el control de situaciones y personas pero también mirando al frente para construir y permanecer en movimiento, fluir con la vida.
Hoy te invito a revisar tus sueños. No dejes de soñar, no te acostumbres a la rutina de la vida. Sueña en grande, sin que las expectativas opaquen tu realidad. Permítete aprender, sacudirte la palabra fracaso y reemplazarla por lección. Una lección que te lleve a volver a empezar con más fuerza, mayor sabiduría y mejor actitud ante la vida.
Siempre para adelante, ni un paso atrás.
Emily Atallah