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Me gusta…. no me gusta

Hoy quiero compartir éste ejercicio de mi clase de escritura creativa. La verdad que lo disfruté un montón y a la vez me pareció muy profundo y necesario, por lo que los invito a realizarlo como una forma de reflexión personal.

¿Realmente sabemos qué nos gusta y qué no?

Y, si no lo sabemos, ¿cómo podemos llevar una vida coherente? Es muy difícil seguir una línea de valores cuando no nos conocemos y aunque lo de los gustos pudiera parecer superficial, no lo es tanto. Lo que nos gusta es lo que nos llama, nos invita a actuar, nos es placentero, lo percibimos por los sentidos, lo experimentamos de una manera agradable. Y lo que no nos gusta, podría ser lo contrario. ¿Qué a veces hay cosas que no nos gustan y debemos hacer? es cierto. Pero las hacemos porque encierran algún significado especial, complacen a alguien que estimamos o simplemente sabemos que es bueno para nuestra salud, para nuestro desarrollo personal o para nuestro intelecto.

Lo que es bien importante, es saberlo. Y para eso, necesitamos momentos de reflexión, de meditación, de oración. De contacto con nosotros mismos, con los demás y con lo trascendente. Aquí les dejo mis listas, para que me conozcan mejor!!

  • Me gusta la brisa tibia del mar moviendo mi pelo, cuando estoy mirándolo, cerca del acantilado.  Sentirla en la piel, escuchar el susurro que me lleva palabras escondidas y me deja la sensación de que alguien quiere decirme algo.
  • Me gusta el aire tibio y húmedo cuánto estoy sentada sobre el pasto, escuchando el agua de la cascada al caer.  La calma del lugar, la monotonía del agua corriendo, el canto de los pájaros, escuchar y meditar.
  • Me gusta el calor del sol calentandome la piel a la media tarde en Bogotá.
  • Me gustan las montañas y el verde diverso de la naturaleza.  Sin montañas…me pierdo, son mi brújula.  ¡Cuántos miles de años para crecer imponentes y darme dirección y sentido!.
  • Me gusta la gente sincera que habla de frente y ríe con ganas.  Que mira a los ojos y abraza fuerte.  Esa con la que te sientes seguro, porque sabes lo que piensa aunque vaya en contravía de los propios pensamientos.
  • Me gusta caminar bajo el rocío de lluvia.  Tan solo un poco, ese que se siente en la cara y limpia el ambiente.
  • Me gusta la palabra agradecimiento pero me gusta aún más una actitud agradecida.  No dar nada por sentado y sentir que no soy merecedora de nada en especial y que todo es una gracia, un regalo, cada día.
  • Me gustan los días lluviosos de lectura y chimenea, con una buena copa de vino y una cobija calientita. Y por qué no… una buena compañía.
  • Me gusta tener tiempo para mi, tiempo para pensar, para conectarme con mi cuerpo y mi mente, para lo importante.  Ante todo me encanta tener tiempo para leer, analizar y aprender.
  • Me gusta la ciudad, su movimiento vertiginoso, la cantidad de gente en todas partes, tanta posibilidad que se descubre cada día.  Una ciudad vibrante y viviente que invita a explorar y a conocer.  Si, definitivamente me gusta mi ciudad y toda ciudad grande y caótica, diversa, divertida, triste, problemática, bonita y fea a la vez.
  • No me gustan las tazas de color oscuro para tomar café porque esconden el sabor que se ve con los ojos y se olfatea.
  • No me gusta sentir frío en la cama, las sábanas heladas casi como mojadas que no me dejan calentar.
  • No me gusta terminar un día triste sabiendo que algo faltó para poderlo despedir mejor.
  • No me gustan las personas que saludan con manos fofas, sudorosas que me llevan a pensar en vidas sosas y personalidades inseguras.
  • No me gusta juzgar a la gente por sus saludos y sus manos porque…qué se yo?
  • No me gusta estar estresada, no vine al mundo para eso.  Para qué vine exactamente? Aquí sigo investigándolo y eso me produce estrés…
  • No me gusta la ropa mojada ni el pelo esponjoso después de una caminata bajo la lluvia. 
  • No me gusta el desagradecido que dice «nadie te pidió que lo hicieras», «no tienes que hacerlo» pero tampoco hace, ni reconoce, ni mueve un dedo.
  • No me gusta callar cuando debo hablar.  Me hace sentir incapaz, triste y arrepentida.  ¿Pero cómo hacer para callar cuando no debo hablar? La sensación al final es la misma…
  • No me gusta la mentira el engaño y la traición.  Me dañan el corazón y entristecen el alma.  Socavan mi esperanza en el ser humano rompen mi confianza en el otro y me llevan a generalizar, como si todos fueran así.  Eso es lo grave, dejo de ver al otro como único y desconfío de todos.
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