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El sentido del dar(se)

 

Diciembre es un mes para recoger y limpiar lo sucedido durante el año.  Cuando hacemos eso, nos quedamos con lo que sirve y desechamos lo que ya no nos ayuda para nada y mas bien nos estorba.

En esta ocasión quisiera proponer la reflexión sobre ¿Qué entregué?  ¿Cómo contribuí a hacer un mundo mejor?

Porque somos seres únicos, irrepetibles, originales pero eso no lo sabemos a menos que entreguemos esa originalidad al mundo.  Que vivamos en acción ofreciendo esos talentos que nos son propios y que interconectados con los de cada ser humano contribuyen a crear, mejorar y embellecer, el universo entero (o todo lo contrario).  Si no ponemos lo nuestro, el mundo se pierde de eso que es importante y único que tenemos para compartir con los demás.  Es como si se quedara cojo, sin esa conexión, sin ese aporte que sólo uno puede llenar.

Esto es hacer consciencia para vivir con intención.  Es decir, conectar con personas, objetos, entornos y acciones valiosas.  Y esto, lo que significa básicamente es vivir con sentido; hacer las cosas de una determinada manera que sean significativas y nos llamen, -porque apelan a nuestras emociones-, a vivir coherentemente y en determinada dirección que nos conduce a lo valioso para nosotros.

 

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En logoterapia, la psicoterapia centrada en el sentido de vida, creada por Viktor Frankl, hablamos de tres caminos para encontrar el sentido.  Los valores de experiencia, es decir lo que nos emociona porque encontramos en ello lo importante, como el amor, la amistad, la belleza en el arte o la naturaleza, las causas que abrazamos y que traen significado a nuestra vida etc…, los valores de creación en los que nos apropiamos de la vida mediante nuestras acciones y actividades cotidianas, nuestro trabajo, las cosas con las que nos comprometemos, lo que creamos y entregamos al mundo desde nuestra originalidad  o lo que nos hace únicos e irrepetibles y los valores de actitud, que se refieren a qué hacemos con lo que nos pasa aún ante el sufrimiento inevitable y la muerte.

No es solo recibir, esperar, disfrutar vivir una vida de bienestar y felicidad sino que en la entrega de nuestros talentos, en la pasión y el amor que ponemos en lo que hacemos encontramos esa misión de vida.  Algo que va más allá de un cargo de poder, y salario determinado, un estatus social adquirido.

Vincularnos y comprometernos con una causa, porque en últimas, somos nuestras acciones.  ¿De qué se trata la vida? ¿Para qué trabajamos tanto?

 

«El éxito sin propósito se convierte en estrés, burn-out y soledad»

 

Dar sentido a las fechas, dar sentido al dar, al gasto.  Ir mas allá del mero consumismo.  Hacer algo por alguien es la mejor forma de mostrar cariño por nuestros seres queridos.  No comprar con dinero que no tenemos, artículos que los otros no necesitan.  Distribuir mejor los recursos y pensar primero, por qué damos regalos y segundo pensar en la persona que lo va a recibir, en su bienestar y necesidades.  Dar también es darse, en persona, en tiempo, en acciones de voluntariado.

 

 

Para cerrar el año, es bueno preguntarnos durante el 2021, qué fue lo que entregamos de nosotros a los demás, qué huella dejamos en el mundo, cómo contribuimos a hacer un entorno, una comunidad mejor (allí donde nos desempeñamos normalmente). Recojamos esos actos valiosos, -aunque hayan sido pequeños- pero que nos hacen ver que nuestra vida vale la pena y aporta al todo.

 

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Con cariño, Emily

 

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