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¿Día de muertos o vivos?

 

Celebramos en estos días la muerte y recordamos las personas cercanas que ya han partido.  Aunque en algunos lugares como México se celebra abiertamente y de forma festiva el día de muertos, el tema es difícil y genera muchos problemas psicológicos a lo largo de la vida.  Y mucho tiene que ver con la forma como nos aproximamos a la muerte durante nuestra vida, bien sea por educación, cultura, religión, miedos inculcados por los mayores y en general por lo que la muerte significa para nosotros como certeza pero también como final de lo que somos en nuestra vida terrena.

La muerte es un tema tabú, es decir,  no se habla de ella, la negamos, nos da miedo, está envuelta en un misterio pues no sabemos que va a pasar, y se le da una connotación de maldad, de terror y de castigo eterno.  Si nos portamos mal, enfrentaremos la muerte.  Su representación es una figura al acecho, que nos va a quitar lo mas preciado:  la vida.

Por cultura  y religión, nos han enseñado que es un momento de juicio final, que debemos responder por nuestros pecados, y eso asusta.  ¿Pero por qué? Al final, deberíamos vivir de tal manera que no tuviéramos miedo a un juicio nunca, ni en vida, ni después de ella.  También nos han enseñado que ese Dios que nos juzgará, aunque es misericordioso, nos puede enviar eternamente al infierno y nos imaginamos esa eternidad entre llamas, gritos y sufrimiento y a eso asociamos la muerte.  Desde ahí… que susto!! 

También nos asusta el no saber como es el paso, si hay dolor físico, el dejar nuestro cuerpo (el vestido que tenemos en nuestra vida terrena), si realmente hay mas vida después, como es una vida espiritual.  Es el miedo a la incertidumbre.  Y ese miedo produce mucha ansiedad, la cual podría verse reducida, si en lugar  de negar la muerte, hablamos de ella, nos hacemos una idea de la propia muerte, leemos sobre las diferentes creencias y experiencias de personas que se han acercado a la muerte.  

Nos da miedo dejar a quienes amamos, aunque sean adultos los hijos y la pareja, a los seres queridos todos, porque van a sufrir con nuestra partida.  Y si les dejamos cargas económicas y emocionales, peor.  Y aunque a veces cueste admitirlo, pues mucho se habla de que no nos llevamos nada, estamos muy apegados a nuestros bienes materiales y a nuestros afectos. Nos cuesta desapegarnos de afectos y objetos materiales, porque es lo conocido, es con lo que hemos convivido, es lo que hemos trabajado y en últimas ha sido nuestra vida.

La muerte es un tema que cuestiona la vida misma. Nos confronta con lo que nos falta por hacer, pues ante la cercanía de la muerte, nos cuestionamos si la vida que hemos llevado es la que hemos querido, nos preguntamos por el sentido de lo que hemos realizado y lo que faltaría por conocer y por vivir.  Las relaciones que no han sido reparadas, los arrepentimientos y las culpas.

Qué pasaría si le damos a la muerte otra perspectiva, más misericordiosa, pensamos en ella como un paso espiritual, de nacimiento a una vida eterna gozosa.  Si hablamos de ella, le quitamos el halo de misterio; si tenemos todo organizado en vida, le quitamos el poder de lo incierto; si no tenemos apegos exagerados, materiales, físicos, ni afectivos, es más fácil acercarnos a ella.  Es decir, tener la casa en orden siempre, en vida. 

El miedo se desvanece si sabemos que lo valioso puede permanecer. Hay que leer sobre la muerte, hablar sobre ella con nuestros seres queridos, expresar cómo queremos morir, y no dejar de vivir ni un solo día.  Si tenemos la muerte presente es decir, sabemos que podríamos morir de repente en cualquier momento, tendremos todo organizado para irnos en paz.  El problema es que como la ocultamos y no pensamos en ella, es un tema que tenemos para cuando seamos viejitos, y le damos largas.  Sólo cuando ocurre una muerte inesperada nos preguntamos tal vez, cuándo será la propia.  Pero como nos asusta tanto, volvemos a guardar el tema en el closet.

Algunos tips que nos pueden ayudar a superar el miedo (aunque sea parcialmente) a la muerte:

  • Leer sobre la muerte.  Hay libros muy bonitos y otros más científicos.  También los religiosos, especialmente contactarnos con nuestras creencias.  Te recomiendo  “En la tristeza pervive el amor” de Elizabeth Lukas, los libros de Elizabeth Kübler-Ross, los libros de Isa Fonnegra de Jaramillo, de Elsa Lucía Arango.  También el Libro Tibetano de la muerte y la vida y tantos otros.  Lo importante es no hacerle el quite, sino acercarnos a su comprensión.
  • Hablar sobre la muerte y las creencias personales con otras personas. Hacernos amigos de la muerte al punto que no sea una palabra prohibida
  • Tener nuestros asuntos financieros y materiales organizados de tal manera que no pase nada si morimos esta noche.  Le bajamos a la angustia del “To do list”.
  • Tener nuestras relaciones resueltas de tal manera que podamos partir sin remordimientos.  Este es un buen consejo para una vida en paz también.
  • Hablar con nuestros seres queridos de nuestras preferencias al momento de enfermar y morir.  Hasta donde queremos ser atendidos medicamente, como queremos que se disponga de nuestro cuerpo, que ritual queremos tener o si no queremos ninguno etc…

Cuando hay un miedo muy grande ante la muerte, es bueno buscar ayuda, para poder hablar sobre eso, pues ese miedo es causa de ansiedad, ataques de pánico, depresiones que muchas veces ni siquiera se relacionan con el miedo a la muerte.  Pero es que el miedo a la muerte es también el miedo a dejar de ser, a perder nuestra identidad, lo que somos y representamos para los demás.  ¿Cómo quieres ser recordado? ¿Qué huella quieres dejar en el mundo?

Te invito hoy a pensar un rato en la muerte, eso no la va a atraer, ella va a llegar inevitablemente, cuando sea el tiempo para cada uno.  

En el próximo blog hablaremos sobre cómo enfrentar la muerte de un ser querido, los rituales que nos acercan a la aceptación y nos ayudan a atravesar el duelo y vislumbrar una nueva vida posible.

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