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Autorregularnos para no complicarnos la vida

Empecé muy pequeña a tratar de ocultar mis emociones, evidentemente sin mucho éxito, pues he sido la más llorona de todas, con un genio bastante volátil y una hipersensibilidad que me fue siempre muy difícil de contener.  Como tenía cero educación emocional, el llanto surgía a torrentes, siempre que me sentía frustrada, triste, enojada, alegre, impotente, desconsolada etc…. Por lo que fue súper complicado expresarme adecuadamente, comunicar mis necesidades, gozar de credibilidad, y poco a poco, me fui sintiendo invisible, muy insegura de todo lo que decía y hacía, tímida en extremo, al punto de tener ataques muy fuertes de ansiedad y pánico cada vez que me tocaban situaciones nuevas, socializar o pasar al frente en el colegio, la universidad, e incluso en mi vida adulta, ya mamá de tres.

Es que barrer las emociones debajo del tapete, no funciona.  En mi querer ser fuerte, controlada y aparentar ser una mujer de mundo, empoderada, lo que hice fue racionalizarlo todo y manejar las situaciones para no tener que exponerme a la mirada de los demás.  Y me puse una coraza en la que mostraba un carácter fuerte y decidido, perfeccionista pero poco auténtico.  Al final cualquier cosa me derrumbaba y le iba haciendo el quite a la vida en general.

Me parecía que lo emocional no era tan tangible ni perfecto, y que era muestra de debilidad personal; que si tomaba mis decisiones confiando en mi intuición o en lo que yo creía que debía hacer, me iba a equivocar.  Para mí, como siempre les cuento, era un listado de pros y contras, ojalá con la mejor información disponible y las mediciones del caso.

Pero la vida se encarga de volver a conectarnos, precisamente para que la podamos vivir a plenitud y no ha sido un camino fácil.  Enfrentarme realmente con lo que siento, ha sido duro, pero a partir de ahí, he podido empezar un camino de aceptación, donde la autorregulación emocional tiene un lugar muy importante.  A partir de sentir, en el cuerpo y en el alma, de poder nombrar, ampliando mi vocabulario para expresar con mayor precisión lo que pasa por mi mente y mi ser, he logrado regular ese torrente que no me permitía vivir.  He podido darle espacio a cada emoción, ponerla en su lugar y tomar decisiones confiando en mi intuición, que siempre tiene las respuestas y es acertada mientras esté conectada conmigo misma, con la inteligencia de mi corazón.  La autorregulación empieza por abrazar lo que siento, aunque sea muy fuerte, reconocerlo y darle un lugar.  Dejar fluir, lo que tenga que fluir, lágrimas, risas, palabras y conectarlas con mi mente para poder actuar a partir de ahí y tomar las acciones que deba tomar en cada situación.

Haberle dado la vuelta a mi forma de vivir la vida está siendo un desafío, pero uno que me va conectando cada vez más con la vida.  Ya no lloro tanto, y a veces hasta me sorprendo de poder hablar en momentos en los que antes siempre tenía un nudo en la garganta.  También lloro con otros y puedo decirles que estoy conectando y sintiendo con sus sentimientos y no pasa nada.  También me gozo muchas situaciones y dejo que  salgan carcajadas…

Me falta mucho.  Todavía se me dificulta contarle a otros lo que yo siento.    Muchas veces nadie sabe de mis soledades y tristezas, porque «la procesión va por dentro» como dice el dicho.  La expresión adecuada es el paso más difícil a mi modo de ver, en el tema emocional.  Saber a quien le contamos, no estar a la defensiva ni sentirnos atacados cuando alguien nos da un consejo, tener el vocabulario asertivo para hablar.  Es una cuestión de aprendizaje, consciencia e intención y cada vez me lanzo más, a contarle a alguien, en espacios seguros, mis asuntos.  Si, lo mío es escuchar atentamente, pero también me hago consciente que necesito la escucha de los demás, sin juicios, para poder darme el permiso de sentir desde el corazón y expresarlo adecuadamente. Nadie da de lo que no tiene, así que el entrenamiento emocional en mi caso es constante.

Te invito hoy a revisar cómo va la gestión emocional en tu caso.  Te sientes segur@, vulnerable, juzgad@, confiad@….  ¿Sabes que para vivir auténticamente hay que darse el permiso de sentirlo todo y hacerse cargo?

Emily Atallah

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