Las dificultades son nuestras maestras de vida… me vino ese título en una de mis meditaciones y al ponerlo como tema del mes, me pareció que estaba un poco trillado en estos tiempos y que además era como decirnos, que si no aprendemos, hemos desperdiciado el momento.
Cuestionar, que si nos quedamos en la dificultad, en el dolor, en el sufrimiento, es porque hemos escogido vivir así -como si fuera una opción-, y que si no logramos salir de eso en años, es porque no le hemos puesto esfuerzo. Es fácil hablar sobre dificultades, problemas y sufrimientos, en el papel; es fácil juzgar al otro y culparlo por no «salir de su desgracia».
Pero la realidad es que es muy difícil aceptar los tropiezos, transitar la adversidad y desprendernos de nuestros deseos de control para poder crecer a partir de lo que nos pasa.
Y aunque sea difícil hacer consciencia de lo que hemos aprendido, si nos volteamos a mirar atrás con detenimiento, veremos que sí hemos logrado crecer y mucho; hemos madurado; cada vez manejamos mejor las cosas y logramos avanzar y desarrollarnos adquiriendo habilidades que antes no teníamos. Hay que darnos crédito.
Lo que sucede es que el cambio no es muchas veces tan visible como quisiéramos o como quisieran los demás. Pero de cada situación que nos presenta la vida, sacamos una pequeña enseñanza, y vamos avanzando en el camino de la vida, reconociéndonos más fuertes, más sabios si se quiere. Esto no se logra quedándonos en una zona de confort. Esto se logra atravesando momentos difíciles e intentando ser un poco más conscientes de ellos cada vez.

Queremos tener una vida tranquila, en paz y feliz, llena de bienestar físico y material. Pero la realidad es que las cosas no salen como deseamos, no podemos controlarlo todo. La vida es incierta, somos seres limitados por el tiempo y el espacio y por eso enfermamos y morimos. Y cuando creemos que tenemos todo planeado, que por fin hemos logrado encarrilarnos… la vida, se encarga de hacernos parar y nos desbarata esos planes.
Y en esos momentos perdemos el norte, se oculta el sentido de nuestra vida, nos estancamos, sufrimos, nos sentimos solos, vacíos, cuestionados…
Hay personas que pareciera ser que todo les sale bien y que nacieron con estrella, que se levantan todos los días con el pie derecho.
¿Será cierto o es nuestra forma de ver las cosas, nuestra percepción subjetiva y cómo afrontamos lo que llega sin avisar, lo que determina el resultado de todo?
¿Será que es ese pre -ocuparnos lo que nos quita la paz y no nos deja ser y fluir con la vida?.
Querer tener el control de todo y querer que las cosas salgan como yo creo que deben salir. Cerrar nuestra mente a las posibilidades diferentes; pedir a Dios lo que creemos que «debe ser» y luego sufrir el doble porque «no me escucha».

Vemos problemas y amenazas donde no las hay o somos conscientes de que la vida es cambiante y afrontamos lo que aparece con ecuanimidad, sabiendo que somos capaces de superar las pruebas y que nada es tan grave ni amenazante como parece ni siquiera la muerte, que aunque es una dura prueba…. es inevitable, es inherente a nuestra naturaleza física.
Aunque puede ser que existan las fuerzas externas del universo, la ayuda de los maestros espirituales, el destino, las adversidades nos invitan a mirar diferente y hacernos cargo, siendo un poco más flexibles, más empáticos, más humanos. Nos corresponde responder a las preguntas que la vida nos hace, de manera personal, aunque conectemos profundamente con lo espiritual.

¿Está bien ver problemas o amenazas cuando algo es parte de nosotros? Y así es con todo. ¿Por qué rechazar, querer alejar, negar en lugar de aceptar, abrazar, soltar y poner manos a la obra?
Te invito hoy a mirar en tu interior y reflexionar sobre tu actitud ante lo inevitable, y también ante lo evitable ¿Sufres por sufrir? Pregúntate:
¿Ante las dificultades que hago? Es bueno repasar nuestras rutinas diarias y la forma en que enfrentamos los tropiezos.
¿Me lleno de información y datos y no me doy el tiempo de digerir, analizar, verificar, sino que me creo todo lo que me cuentan?
¿Es real o imaginario esto que me sucede y que me quita el sueño? Es decir, realmente hay un tropiezo que me impida continuar con mi proyecto de vida o es algo de mi ego, de mis deseos de control, de mis apegos desmedidos.
¿Me toca directamente, es decir, puedo tomar alguna acción personal para solucionar o es algo inalcanzable para mi, y esta fuera de mi control?