Hoy te propongo estas ideas para lograr cambiar situaciones que roban tu paz interior y te devuelven a ese estado natural, que es la calma.
Ese hacer consciencia, de cómo estamos, debería convertirse en la verdadera rutina del empezar cada mañana. Iniciar el día contactando con lo que sentimos, con cómo nos encontramos físicamente, emocionalmente. Identificando cuales son nuestros pensamientos y lo que nos está preocupando el día de hoy; si vale la pena, es real o es simplemente una construcción de nuestros pensamientos para desviarnos de algo verdaderamente importante a lo que tenemos que atender y le hemos estado haciendo el quite, porque nos molesta.
Preparar nuestro día desde esta pequeña meditación de reconocimiento hace que podamos intencionar mejor lo que hacemos y para qué lo hacemos. Reconocernos también es darnos el espacio para ponernos atención, esencial en el amor propio. Para darnos prioridad, antes de andar diciendo que si a todo o de estar aceptando tareas, reuniones, compromisos sin que estén alineados a nuestros objetivos y valores.
No deberíamos acostumbrarnos a estar perturbados todo el tiempo y dejar pasar eso como si no significara nada. Estar pensando en el dinero que nos falta para completar los pagos del mes, estar pensando en las relaciones difíciles que tenemos con nuestros padres, o con nuestras parejas. Con nuestros hijos. Estar pensando en la carga laboral, o que nos sentimos subvalorados, poco reconocidos en el trabajo.
Vivir infelices por nuestra situación en general no es lo normal. No es normal vivir estresados o sentirnos solos cuando estamos rodeados de personas pero no podemos ser con nadie.
En la aceptación es saber que aunque no podemos controlar todo, si podemos elegir cómo queremos vivir y las decisiones que debemos tomar para tener esa vida deseada. Y al aceptar empezamos a transitar y fluir con la vida y lo que pasa, con flexibilidad sabiendo que aunque toque volver a empezar o cambiar estrategias o lo que sea, eso traerá grandes aprendizajes y al final habremos crecido y madurado un poco más.
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Así que una actitud agradecida ante las dificultades nos llevará a ver las cosas de diferente manera y a elegir soluciones que de otra forma no tomaríamos en cuenta por estar quejándonos y autocompadeciéndonos de nuestra suerte. También la adversidad nos lleva a darnos cuenta de lo que sí tenemos, la salud, la calidad de vida, el trabajo, la familia y mucho más que tantas veces damos por sentado. Una actitud de gratitud nos conecta con los regalos del Universo y hace que nos gocemos hasta lo más simple y sencillo.
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Por ejemplo, si la escritura nos sirvió para descargar pensamientos, emociones y sentimientos. O si la lectura fue un refugio en momentos de dolor. Tal vez la meditación o el ejercicio nos ayudaron a transitar con más fluidez. En fin cada persona tiene sus recursos propios que provienen de la sabiduría interior y lo que tenemos que hacer es traerlas a la luz en la nueva situación.
Muchas veces hacemos como si no pasara nada, nos resistimos al cambio o a mostrarnos vulnerables ante los demás y ante nosotros mismos. No nos damos el permiso de expresar nuestra tristeza, la rabia o el miedo por temor a parecer débiles. Nos decimos que la vida debe continuar como si nada, que hay que pasar la página. Pero la realidad es que no podemos tapar el sol con las manos, la vida no es igual que antes y es necesario adaptarnos a la nueva realidad. Podremos ver nuevos caminos y una vida feliz adelante. Pero hay que ser flexibles y saber que habrá momentos en los que necesitamos retirarnos para recomponernos y está bien. Eso nos hace más fuertes.
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Te invito a darte el espacio de vivir las crisis con otra mirada; no una derrotista y trágica sino una de posibilidad y oportunidad. Con paciencia y compasión por el proceso y confianza en tu riqueza interior. La paz interior, que es nuestro estado natural, volverá a habitar en tu corazón.
Si necesitas ayuda para hacerlo, puedes escribirme y agendar una cita.
Con cariño,
Emily