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7 claves para recuperar tu paz interior

Hoy te propongo estas ideas para lograr cambiar situaciones que roban tu paz interior y te devuelven a ese estado natural, que es la calma.

  1. Reconocer que tenemos alguna situación que nos está quitando la calma es el primer paso para lograr cambiarla. Cuántas veces nos sentimos agobiados por muchas cosas, no tenemos paz, no podemos dormir, estamos estresados e intranquilos y no sabemos exactamente por qué.  Eso se convierte en nuestro modo de vida, inquietos, incómodos, corriendo todo el día; pero nos acostumbramos y malvivimos en nuestra rutina hasta que aparece alguna circunstancia, alguna enfermedad o indicios de que algo no va bien, que nos timbra y nos hace parar por un momento; nos lleva a preguntarnos qué es lo que pasa.

Ese hacer consciencia, de cómo estamos, debería convertirse en la verdadera rutina del empezar cada mañana.  Iniciar el día contactando con lo que sentimos, con cómo nos encontramos físicamente, emocionalmente. Identificando cuales son nuestros pensamientos y lo que nos está preocupando el día de hoy; si vale la pena, es real o es simplemente una construcción de nuestros pensamientos para desviarnos de algo verdaderamente importante a lo que tenemos que atender y le hemos estado haciendo el quite, porque nos molesta.

Preparar nuestro día desde esta pequeña meditación de reconocimiento hace que podamos intencionar mejor lo que hacemos y para qué lo hacemos.  Reconocernos también es darnos el espacio para ponernos atención, esencial en el amor propio.  Para darnos prioridad, antes de andar diciendo que si a todo o de estar aceptando tareas, reuniones, compromisos sin que estén alineados a nuestros objetivos y valores.

No deberíamos acostumbrarnos a estar perturbados todo el tiempo y dejar pasar eso como si no significara nada.  Estar pensando en el dinero que nos falta para completar los pagos del mes, estar pensando en las relaciones difíciles que tenemos con nuestros padres, o con nuestras parejas.  Con nuestros hijos.  Estar pensando en la carga laboral, o que nos sentimos subvalorados, poco reconocidos en el trabajo.

Vivir infelices por nuestra situación en general no es lo normal.  No es normal vivir estresados o sentirnos solos cuando estamos rodeados de personas pero no podemos ser con nadie.

  1. Aceptar que estamos pasando por una situación que no es normal es el segundo paso para poder cambiarla.  Al reconocer y aceptar que algo sucede, podemos elegir hacer las cosas de manera diferente.  Aceptar es ponernos en movimiento para mejorar la situación.  No tiene nada que ver con resignarse, pues eso sería como “dejar así” sin mover un dedo para cambiarlo.  La aceptación nos lleva al crecimiento, al cambio.  La aceptación es movimiento mientras que la resignación es rendición; es como dejar bajo el tapete una situación esperando a que se solucione sola o venga alguien a salvarnos.

En la aceptación es saber que aunque no podemos controlar todo, si podemos elegir cómo queremos vivir y las decisiones que debemos tomar para tener esa vida deseada.  Y al aceptar empezamos a transitar y fluir con la vida y lo que pasa, con flexibilidad sabiendo que aunque toque volver a empezar o cambiar estrategias o lo que sea, eso traerá grandes aprendizajes y al final habremos crecido y madurado un poco más.

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  1. Agradecer que la vida nos moviliza. ¿Qué tal que nunca pasara nada? La vida sería aburrida y sin sabor.  No significa que nos guste sufrir o pasar por crisis y pérdidas.  Significa que sin todo lo que nos quita la paz, no podríamos ser capaces de reconocer cuando sí la tenemos.  La transformación viene del movimiento y el pasar de un estado a otro, es el que nos regala la paz interior.

Así que una actitud agradecida ante las dificultades nos llevará a ver las cosas de diferente manera y a elegir soluciones que de otra forma no tomaríamos en cuenta por estar quejándonos y autocompadeciéndonos de nuestra suerte.  También la adversidad nos lleva a darnos cuenta de lo que sí tenemos, la salud, la calidad de vida, el trabajo, la familia y mucho más que tantas veces damos por sentado.  Una actitud de gratitud nos conecta con los regalos del Universo y hace que nos gocemos hasta lo más simple y sencillo.

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  1. Actualizar.  Con esto me refiero a que todos tenemos una serie de recursos espirituales que hemos utilizado en otras situaciones de dificultad en el pasado, y nos han dado resultado.  Al enfrentarnos a una nueva crisis o momento de transición; inclusive al sufrimiento y la pérdida, podemos revisar las estrategias que hemos usado en el pasado.

Por ejemplo, si la escritura nos sirvió para descargar pensamientos, emociones y sentimientos.  O si la lectura fue un refugio en momentos de dolor.  Tal vez la meditación o el ejercicio nos ayudaron a transitar con más fluidez.  En fin cada persona tiene sus recursos propios que provienen de la sabiduría interior y lo que tenemos que hacer es traerlas a la luz en la nueva situación.

  1. Adaptar la vivencia con la mayor flexibilidad posible, con paciencia hacia nosotros mismos, sin violentar el camino que debemos recorrer.

Muchas veces hacemos como si no pasara nada, nos resistimos al cambio o a mostrarnos vulnerables ante los demás y ante nosotros mismos.  No nos damos el permiso de expresar nuestra tristeza, la rabia o el miedo por temor a parecer débiles.  Nos decimos que la vida debe continuar como si nada, que hay que pasar la página.  Pero la realidad es que no podemos tapar el sol con las manos, la vida no es igual que antes y es necesario adaptarnos a la nueva realidad.  Podremos ver nuevos caminos y una vida feliz adelante.  Pero hay que ser flexibles y saber que habrá momentos en los que necesitamos retirarnos para recomponernos y está bien.  Eso nos hace más fuertes.

  1. Trabajar para salir adelante. Es decir, hacer algo, movernos.  Primero que todo el compromiso es con nosotros mismos.  Así que con disciplina, perseverancia, orden, paso a paso tomar las iniciativas que sean necesarias para cuidarnos, consentirnos e ir creciendo poco a poco.  Es importante tener horarios para todo lo que hacemos, rituales que nos ayuden a conectar, organización en nuestro espacio y en nuestra persona, consciencia e intención en lo que hacemos.

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  1. Confiar, confiar y confiar. Si damos los pasos necesarios saldremos adelante hasta de la situación más difícil.  No es fácil pero sí es posible. La vida no volverá a ser como antes, pero la realidad es que nunca lo es.  Estamos en constante cambio y movimiento.  Entonces dejar de pensar en volver a un pasado, que no va a suceder y abrirnos a un nuevo presente.  Diferente, pero pleno y por qué no, feliz a pesar de todo.

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Te invito a darte el espacio de vivir las crisis con otra mirada; no una derrotista y trágica sino una de posibilidad y oportunidad.  Con paciencia y compasión por el proceso y confianza en tu riqueza interior.  La paz interior, que es nuestro estado natural, volverá a habitar en tu corazón.

 

Si necesitas ayuda para hacerlo, puedes escribirme y agendar una cita.

 

Con cariño,

Emily

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