Cuando empezamos un nuevo año nos encontramos mirando hacia adelante y llenos de propósitos. Las festividades ademas de añadir unos kilos de más, nos obligan a hablar de lo que viene después, de lo que planeamos hacer. Muchas veces nos encontramos estancados en nuestro trabajo, rutinizados en nuestra relación de pareja, llenos de problemas y no vemos cómo encontrar un propósito nuevo ni algo que nos ilusione.
Puede ser que seamos exitosos, hayamos logrado llegar a la cima de lo que nos hemos propuesto y sin embargo no estamos del todo satisfechos. Es por esto que el inicio de año es una buena época para reflexionar qué es lo valioso para mí, lo que me emociona.
Traer a la mente la sensación que nos produce el inicio de un nuevo trabajo, la felicidad de un viaje, de un cambio de vivienda o el estrenar ropa nueva. Lo que sentimos al haber compartido con los viejos amigos y también con los nuevos. Los encuentros familiares, primos que no veiamos hace años, los padres y abuelos. Estas fechas nos traen esas sensaciones de «lo valioso» y el recordarlas nos lleva a prolongarlas y sentirlas nuevamente una y otra vez con una sonrisa en el rostro.
Asi podemos renovar nuestra actitud ante la vida. Esto quiere decir, que aunque no podamos cambiar de trabajo, podemos buscar la forma de hacerlo diferente; podemos tratar de imaginar cuál es nuestra contribución al bienestar de los demás; qué estamos dejando al mundo a través de lo que hacemos. Igual con nuestra relacion de pareja; no podemos cambiar de pareja cada año, pero si podemos darle un nuevo sentido a la relación renovándola con detalles y pequeñas muestra de afecto, mirándonos a través del otro y reconociendo lo bueno y lo malo. Procurar ser mejores cada día, poner lo mejor de nosotros mismos para que entregándonos de corazón, esa relación sea el motivo más importante para volver a casa despues del trabajo . Recordar el momento en el que nos enamoramos por primera vez de esa persona, lo que vimos en ella que nos atrajo, las cualidades que la hacen tan especial y lo que aporta a nuestra vida, pues lo valioso nos llama, no tenemos que perseguirlo.
El sentido de vida está ahí, en cada cosa que hacemos. A veces nos cuestra trabajo verlo y por eso es necesario un alto en el camino. La vida nos lo ofrece en ocasiones, en forma de crisis, de enfermedad, de sufrimiento, de pérdida o de cambio; pero en general es bueno que nosotros sin esperar a un momento de quiebre nos demos la oportunidad de volver a lo simple, a lo sencillo y a lo esencial. No dejarnos llevar por las prisas, los problemas y la rutina, sino ser conscientes en cada momento de lo que hacemos, valorarlo y agradecerlo. Volver a lo sencillo es dar un paseo dándonos cuenta del aire que nos golpea la cara, los pájaros que cantan, la naturaleza que nos rodea. Es comer despacio, saboreando y disfrutando cada alimento, sin la contaminacion de pantallas de celulares y televisión. Es disfrutar una conversacion con nuestros hijos, con nuestra pareja o con nuestros amigos, plenamente conscientes del momento, atentos a lo que el otro dice.
¿Es sencillo verdad? pero qué trabajo nos cuesta!! Este es un buen momento del año para que el propósito más importante sea el de encontrarle sentido a todo lo que hacemos y lograr hacerlo bien, a conciencia y con compromiso. De ahí se derivan los demás propósitos, el éxito en la dieta, el cumplimiento en los horarios, el tiempo bien dado a los demás, compartir con los que más queremos, aprender un nuevo idioma o hacer la maestría que hemos ido posponiendo, etc…
El vacio existencial no se llena con más horas de trabajo, más compras, más consumo de alimentos o de licor. Se llena encontrando lo valioso y dirigiendo nuestros esfuerzos hacia lo que más nos importa. Viviendo cada momento a plenitud, a conciencia. Haciéndonos dueños de nuestra existencia, eligiendo libremente lo que queremos ser y siendo responsables de nuestras acciones.
La invitación en ésta ocasión es a mirar hacia adentro de nosotros mismos y reflexionar en lo verdaderamente valioso para nosotros. Luego, dedicar unos minutos a ser agradecidos con las oportunidades y finalmente actuar decididamente en nuestros propósitos. Los resultados no se harán esperar.