Se suele hablar de amor solo de una manera romántica por lo que en los ambientes laborales casi que está prohibida ésta palabra ya que distrae de los objetivos que se tienen al interior de la organización. Pero nos referiremos a un amor más alto, el amor espiritual, el amor de trascendencia que cabe no solo para las relaciones románticas sino para todo lo que hacemos en nuestra vida, incluyendo nuestro trabajo y las relaciones laborales con nuestros compañeros, nuestras relaciones personales etc…
Para encontrar el sentido en la vida hay varios caminos: por medio de lo que percibimos valioso que nos entrega el mundo, la naturaleza, el arte; por medio de lo que entregamos a los demás, las causas que abrazamos, la labor que realizamos y aquellos a quienes amamos y con quienes nos relacionamos.
El ambiente laboral es el lugar donde pasamos la mayor cantidad de tiempo y donde realizamos la mayoría de actividades cotidianas. Cuando estas actividades no representan ningún valor para nosotros y no le encontramos más retribución que el sueldo que nos dan cada quincena, se convierte en un “calentar puesto” en la oficina y contar las horas para la salida. Si eso sucede cada día, el trabajo como obligación se convierte en pesadilla, en carga pesada. Inclusive aunque seamos altos ejecutivos exitosos, cuando el único valor es el dinero, llega la rutina, la obligación, el vacío existencial y el “síndrome de burn-out” con sus consecuencias para la salud física y mental.
Pero cuando nuestro trabajo es el medio para dejar huella y realizamos esa labor con lo que nos es único y específico, entonces encontramos la forma de autotrascender hacia objetivos y bienes mayores que abarcan no solo una remuneración sino un bien a la organización, a los compañeros y a la comunidad a la cual pertenecemos.
Así encontramos el éxito que llega no como un fin sino como la compensación a la labor realizada con amor y entrega personal. El éxito laboral se mide en términos de la coherencia entre nuestra vida y nuestro trabajo, el cómo nos identificamos con la labor que realizamos al interior de una organización y el que cumpla con un objetivo de vida y unas metas que nos hayamos propuesto.
Mediante un trabajo con sentido, encontramos un sentido en la vida.
El amor o entrega a la labor es la base para poder trabajar con convicción y poder ejercer un liderazgo basado en el respeto por el otro, la empatía y la compasión. Compañeros de trabajo, colaboradores, generan un clima organizacional que invita y atrae al trabajo bien realizado. La competencia como fin y sin respeto por el otro, solo genera un clima laboral malsano que a la larga se traduce en baja productividad.
Algunos tips:
El respeto y dar a los demás el valor y dignidad que merecen hace que se proyecten y logren más de lo que pudiéramos esperar.