La imagen que mostramos es ciertamente muy importante. Al levantarnos cada mañana, lo que menos queremos es que nos vean “carilavadas”, despeinadas y en pijama. Nos arreglamos y ponemos especial empeño en la forma en que queremos ser vistos y percibidos. Igualmente adaptamos nuestra forma de pensar, de actuar, de hablar para mostrarnos exitosos, sabios, desenvueltos y seguros de nosotros mismos… perfectos para el mundo en el que nos desenvolvemos. Y así creemos que somos aceptados en el círculo social y laboral en el que nos movemos. Nos acostumbramos a vivir una vida de acuerdo a unas expectativas de éxito, de consumo, de estudio y otras cosas que no necesariamente son las propias.

¿Cuántos de nosotros ha estudiado una carrera profesional teniendo en cuenta que esa era la que daba dinero? ¿Cuántos hemos tenido el coraje de estudiar lo que nos apasionaba?
Pero qué pasaría si hoy tomáramos la decisión de vivir de una manera más auténtica nuestra vida, dejarnos ver tal cual, con todos nuestros fallos, quitándonos la máscara que nos muestra ante el mundo como seres de mentiras, perfectos y por qué no, un poco inhumanos…
Dejarnos ver asusta. Qué pensarán de mi si tal vez digo algo poco apropiado, hago un comentario tonto, no me muestro erudita en todos los temas sino que, simplemente hay cosas que ni me interesan. Qué pensarán si me aparezco en la oficina sin maquillaje, si no hablo en una reunión porque tengo dolor de cabeza o porque simplemente no me interesa? que pensarán si admito haber cometido un error y busco ayuda para resolverlo con mi equipo de trabajo?
Si creo que voy a perder el puesto por eso, pues debería estar equivocada y si eso pasa por la mente de mi jefe… pues realmente es un líder lejano a la humanidad de su equipo de trabajo y el que debe recibir ayuda es él definitivamente. Cómo creceremos como personas y como equipos si debemos ocultar los fallos en lugar de hacerles frente y solucionarlos de forma creativa entre todos? Cuál será la honestidad de los colaboradores si temen hacerse responsables de sus cosas ante un jefe que los juzga constantemente desde una posición de perfección irreal?

Hemos crecido con la enseñanza de que mostrarnos tal cual somos, con nuestras vulnerabilidades es un signo de debilidad que puede ser aprovechado por los demás para sacar ventaja de nosotros. Pero… ¿cómo mejorar si no reconocemos nuestros errores? El error es un motor de cambio muy importante, por esto es igualmente potente reconocerlo. ¿Qué es lo peor que puede suceder? bueno que nuestro ego se magulle un poco, pero si somos lo suficientemente humildes, se nos abrirán los ojos y las puertas al crecimiento interior y al desarrollo personal.
Hoy te invito a quitarte la máscara de la perfección, te invito a ser ese líder que mira a sus colaboradores desde su propia humanidad. A ser esa persona que ayuda a empoderar y a crecer y no a juzgar y minimizar.