Me habrán escuchado hablar mucho sobre el perdón, un tema bastante difícil para la mayoría de las personas. Creo que es importante primero que todo enmarcar el perdón y delimitar sus alcances, pues tenemos algunas concepciones equivocadas sobre lo que es y lo que no es el perdón.
Lo más importante es entender que el perdón es un proceso personal, libre y voluntario en el cuál la persona ofendida decide cambiar la respuesta que da al ofensor por la ofensa recibida. Esto no significa que se aprueben las conductas, que no se haga justicia, que se permita el maltrato reiterado y tampoco implica el olvido, pues la memoria no se borra. Significa evitar la violencia como modo de respuesta y lograr una convivencia pacífica.
Esta nueva forma de relacionarnos y de ver a los demás implica una serie de habilidades o virtudes que nos ayudarán a tener una vida más tranquila, optimista, llena de posibilidades, plena y feliz.
Hablamos de herramientas sobre las cuales vamos a reflexionar y empezar a trabajar en lo que consideremos nos sea necesario para aportar a los equipos de trabajo en los que nos desempeñamos (familia, oficina, estudio):
- Comprensión y compasión: El perdón nos ayuda a aliviar la ira y a dejar el resentimiento atrás. Nos ayuda a ver las cosas de un modo diferente. Sin embargo, para manejar estas emociones primarias (ira, miedo) también son buenas las técnicas que nos ayudan a tranquilizarnos como controlar la respiración, contar hasta 100 si es necesario, hacer ejercicios de alto impacto (kick boxing, correr, artes marciales), escribir en un diario lo que se está sintiendo etc… La ira parcializa la mirada sobre las cosas. En este punto se trata de poner los actos de cada persona en su contexto y se realiza la reflexión correspondiente, poniendo a todas las personas desde una perspectiva de igual dignidad y valor como seres humanos. Es un paso más alto y cercano al amor por el prójimo que lleva a sentir empatía (no lástima), por el ofensor. El amor por el ser humano es el valor que atrae en este punto y al cual se quiere llegar. Se reflexiona también sobre lo que puede sentir el otro, cuando soy yo el causante de la ofensa, para ponerse en sus zapatos. Al vivir en comunidad hay que entender que el otro es un igual que comete errores y aciertos.
- Respeto y dignidad personal: Es entender que todos los seres humanos tenemos un valor inherente a nuestra persona, independiente de lo que hagamos. Somos dignos de respeto a pesar de los errores que hayamos cometido. Es saber que, aunque el otro sea diferente, piense lo contrario a nosotros, provenga de donde provenga y haya cometido los errores que sean, es valioso y merece ser respetado.
- Transformar el dolor: Perdonar no es olvidar, sino transformar el recuerdo doloroso logrando ver el aprendizaje que ha venido después. No es disfrazar el mal ni justificarlo, sino verlo a la luz de un nuevo logro. Nos ha hecho madurar, crecer como personas, encontrar un nuevo sentido en la vida, desarrollar nuevas habilidades.
- Responsabilidad: En toda historia hay dos partes. Cuando decidimos mirar al otro como un igual a nosotros debemos siempre preguntarnos si hay algo de lo que yo hago que ocasione la situación de roce, de mal entendido o de reacciones diversas y en qué forma puedo contribuir a mejorar dicha situación. Puedo decidir libremente lo que hago y como me comporto y que aporto a un equipo de trabajo, pero también debo responder por esa decisión y lo que produce en todo el grupo. En una comunidad son necesarias todas y cada una de las personas con su unicidad y su aporte, y en esa medida cada una también afecta a las otras y al grupo.
“El resentimiento es un veneno que te tomas esperando que muera el que está al frente”. Anónimo.