Saltar al contenido

¿Excelencia o perfeccionismo?

«Una vez que asumamos nuestra pequeñez, quedamos liberados de la necesidad de mentir, incluso a nosotros mismos, sobre nuestras fragilidades»

Chittister, J.

Según el diccionario, el perfeccionismo es una actitud de la persona que tiende a buscar la perfección en lo que hace, mejorándolo indefinidamente sin decidirse a considerarlo nunca acabado. Por supuesto, aquí no cabe mirar nuestra pequeñez y mucho menos aceptarla.

En psicología, el perfeccionismo consiste en la creencia de que se puede y se debe alcanzar la perfección. En su modalidad patológica es convicción de que cualquier cosa por debajo de un ideal de perfección es inaceptable.  Puede venir de un estilo de crianza autoritario, con un amor condicional.  Unos padres que no aprueban ninguna conducta que no sea la que ellos consideran perfecta y castigan privando de amor y gestos cariñosos al niño haciéndole deducir que no es digno del amor de sus padres a menos que cumpla con los estándares que le imponen. 

Esto genera una neurosis de pérdida de sentido de la existencia, de la dirección de la vida. De lo que le atrae y llama personalmente. Se aleja del contacto consigo mismo y su vida se convierte en un eterno complacer a los demás, a costa de lo que sea.  De adulto, ésta será su conducta pues no conoce ninguna alternativa.  El opuesto al perfeccionismo es el descuido, pero es importante que tengamos en cuenta que entre las patologías se encuentra un vastísimo espectro de conductas y que los seres humanos somos capaces de autorregularnos, de vernos a nosotros y a los demás en infinidad de formas que nos enriquecen y nos alejan de los extremos.

El perfeccionista puede ser un procrastinador.  Hasta que no ve la forma perfecta de hacer algo no empieza, y al final no hace nada.  Esa exigencia, autoimpuesta (a veces real, por parte de otros perfeccionistas también), no los deja moverse.  Entonces no siempre son vistos como exitosos, sino que muchas veces son los “recostados” que dejan que otros trabajen para después estar criticando todo.

Se basa en la sensación de insuficiencia y desde ahí miran el mundo y la vida.  Nunca se alcanza.  Hay desconexión con la realidad de lo humano y siempre hay una excusa, culpa, justificaciones.

En el plano corporal son personas que siempre están deslumbrantes, cuerpo trabajado en el gimnasio, cero arrugas, cero canas, bien vestidos.  Están tan asustados de verse reales, o sea imperfectos, que son el target favorito de la sociedad de consumo.

En el plano psicológico, aparentemente tienen mucho poder, son exitosos, capacidad de trabajo sin límites; una vida siempre satisfecha, a prueba de crisis. El perfeccionista no sufre, o no se deja ver sufriendo jamás.  No contacta con sus emociones, pues son signo de debilidad. La emoción predominante, aunque no la demuestren es el miedo… a hacerlo mal, a quedar mal personalmente, a parecer incompetentes.

Quieren controlarlo todo y se vuelven micro managers. No confían en que nadie pueda hacer las cosas bien; respiran en la nuca de sus colaboradores, no dan espacio la creatividad.  Ser innovadores significa exponerse a que las cosas salgan mal y eso es impensable para los perfeccionistas, así que prefieren lo seguro, lo estático y lo que puedan manejar.  

Admiran siempre a personalidades extraordinarias y todo lo demás no vale.  El perfeccionista no es flexible para aprender a hacer las cosas de otra manera, no evoluciona. Y para demostrar que lo suyo es lo que funciona, es capaz hasta de acomodar los datos.

Se convierten en líderes solitarios, en personas llenas de máscaras.  Sus relaciones se tornan difíciles e inauténticas.  Los que están con ellos se sienten siempre juzgados y nada de lo que hacen es suficiente. 

Un líder perfeccionista es muy difícil, vive como si fuera una maquina.  Tienden a ser adictos al trabajo, al orden, a la limpieza, a los horarios y pretenden que los demás lo sean también.  Pierden su propia libertad, se pierden del cariño y la cercanía de los otros,

El ansia de perfección lo priva del sentido.  Vive como «debe ser» y no abraza lo que realmente es. Así que piensa la vida en lugar de vivirla.

Qué hacer si vemos que tenemos rasgos perfeccionistas, que en lugar de hacernos mejores nos están alejando de nuestra vida?

  • Contactarse con su humanidad.  Cometer pequeños errores de forma intencional (error ortográfico en un post, dejar la cama sin tender un día, llegar tarde a una cita). Esto no es para que se vuelva habito, no se trata de irrespetar al otro, sino de ver que se pueden cometer errores sin que se caiga el mundo. 
  • Ejercicio de respiración y silencio para contactar sus emociones con lo que siente en su cuerpo y analizar lo que en realidad le molesta: ¿Cómo lo están viendo los demás? ¿Siente tal vez miedo de no alcanzar a ser lo que se espera que haga?
  • Intentar delegar primero pequeñas tareas, luego mas grandes. Confiar y esperar, y ver que pasa. Y objetivamente, analizar los resultados.
  • Como todo esto le va a generar mucha ansiedad, debe trabajarla. No pensar lo que podría salir mal sino lo que podría salir bien.  Cambiar su lenguaje y actitud por una más positiva.
  • Hacer silencio, meditación, ejercicios de respiración y conciencia plena, para acallar los pensamientos rumiantes.

El perfeccionismo es un tema de hoy en día que nos quita vida.  Nos quita la capacidad y el placer de disfrutarla, nos causa estrés, inconformismo, desconexión, depresión, insatisfacción,  burn out, enfermedad, etc.  No está mal buscar la perfección, o la excelencia.  No está mal querer ser mejor cada día y querer que quienes trabajan o viven con nosotros sean cada vez mejores.  Pero en el rango del medio, implica el reconocernos como seres en constante cambio y evolución;  implica el reconocer las vulnerabilidades de cada uno y aprovechar las fortalezas también para colaborarnos y complementarnos en pos de un objetivo común.

Excelencia tiene que ver con abrazar lo que somos (dejando ver nuestra vulnerabilidad, que es incertidumbre, riesgo y exposición emocional), para trabajar cada día sin secretos, para ser mejores, entregando con pasión lo propio y compartiendo y nutriéndonos de los demás. 

A %d blogueros les gusta esto: