Una de las fiestas que me gustan por ésta época y que se celebra en Estados Unidos es el día del agradecimiento. Independiente del motivo por el cual los ciudadanos del norte celebren esta fecha, creo que es importante la reflexión al menos una vez al año, acerca de todo por lo que podemos y debemos estar agradecidos. Es fácil en el día a día sumergirnos en las dificultades de la vida y sus afanes y olvidarnos de todo lo bueno que tenemos y nos ha sido dado sin siquiera haberlo pedido. Pero nos falta detenernos a observar y sentir en un momento de silencio, el bien que nos rodea, empezando por la oportunidad de amanecer vivos, la naturaleza, los seres humanos que nos acompañan, el trabajo, el techo, el alimento y un largo etc…
Muchas personas carecen hasta de lo más elemental y padecen dolores y sufrimientos. En estas circunstancias nos preguntamos si habrá algo por lo cual agradecer. Un habitante de calle hace poco me dió la respuesta al contarme lo agradecido que estaba cada vez que salía el sol y también lo afortunado que era al tener como compañero de andanzas a su perrito. También dentro de sus dificultades agradecía cada vez que alguien se tomaba el trabajo de hablar con él y valoraba a todos los compañeros de infortunio que encontraba en las calles. Ahí fue que me di cuenta que el agradecimiento es una virtud que dista mucho del simple «dar las gracias» que muchas veces se queda corto o se desvirtúa al hacerlo simplemente como un acto de educación pero sin la verdadera intención específicamente humana del agradecimiento.
El estar agradecidos implica a la persona, su libertad y su capacidad de salir de sí misma para verse en situación con respecto a los otros y a su relación con todo lo que le rodea. Es por esto que no necesariamente necesitamos bienes materiales para estar agradecidos. Se trata de una actitud ante la vida que nos permite dejar el egoísmo de vernos sólo a nosotros mismos y compadecernos y poder vernos en relación con el otro, con las circunstancias y con una esperanza viva en un futuro cercano del cual somos dueños y responsables.
Nos corresponde vivir la vida que nos ha sido regalada de una manera positiva, para poder ver las pequeñas cosas y su verdadero valor. Dejar de preocuparnos sin necesidad y por tantas tonterías que tal vez otros ni siquiera se las plantean por las excesivas carencias que sufren. Dar respuesta a la vida y encontrar el verdadero sentido en lo esencial e ir desprendiéndonos de los pesos pesados que cargamos a nuestras espaldas y que en nada contribuyen a nuestra felicidad sino por el contrario nos atan a una vida superflua llena de compromisos y «que dirán» pero vacía del cariño verdadero, de la entrega total al otro, del amor apasionado por vivir.
El agradecimiento es una disposición interior, intencional y libre del ser humano que trasciende toda situación material y física y nos ubica en un plano espiritual en el que independientemente de las circunstancias que estemos pasando somos capaces de encontrar motivos para ver la vida desde lo bonito, valorando lo que se tiene, mirando al futuro de manera optimista y a la vez realista.
Como actividad práctica creo que llevar un diario de agradecimiento es una buena forma de hacer visible todo lo bueno que pasa por nuestra vida. Cada día anotar una o dos cosas por las que podamos estar agradecidos nos lleva a hacer un alto cada día para mirar con otros ojos, lo que siempre hemos tenido al lado. Al final, tal vez tendremos cientos de cosas por las cuales nos sentimos agradecidos y podremos ver lo afortunados que somos.
Los invito hoy a dar gracias, con el recuerdo agradecido de todo lo vivido, con la palabra «gracias» impresa en nuestra sonrisa permanente. Con la serenidad que nos da el mantener una filosofía de gratitud por la vida sencilla y diaria, por nuestras rutinas y todo lo que damos por sentado cada día. Por la compañía de los nuestros y los que están por venir, por la oportunidad que se abre con cada amanecer, por la satisfaccion del deber cumplido cada noche. Agradecimiento siempre!!