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Dime cómo te relacionas y te diré quien eres…

Cuando 2 o 3 amigos pueden ayudarnos a encontrar el sentido de vida y miles de seguidores o likes, alejarnos del mismo.

 

A quién no le ha pasado que un buen amigo se convierte en su paño de lágrimas, apoyo incondicional, compañía, cheer leader, consejo y también regaño cariñoso, vuelta al camino recto, secretos, confianza etc.… La forma como nos relacionamos con alguien se convierte en fuente de sentido de vida. Nos conecta con lo bueno que la vida nos ofrece, con uno de esos regalos gratuitos que no sabemos ni por qué aparecieron.

También a veces tenemos un mal amigo, una mala relación de pareja o de familia. Esas nos complican la vida, se convierten en fuente de sufrimiento causados por el apego, la necesidad de validación, la dependencia emocional. Las relaciones tóxicas nos duelen en el alma y nos alejamos de la belleza de la vida.

Al final, si tenemos dos o tres vínculos sanos y significativos, hay que atesorarlos. Y me refiero a vínculos de todo tipo porque la forma de vincularnos con personas, con objetos, con nuestro entorno, con todo, afecta nuestra vida entera. Los vínculos lo permean todo, aunque no se vea a simple vista.

Las relaciones superficiales, muchas de las cuales son las que manejamos hoy en día con el auge de las redes sociales pero también por la necesidad de ser vistos social y laboralmente de determinada manera nos roban el tiempo y la presencia que necesitamos para lo importante y nos alejan del verdadero camino hacia nuestras metas personales.

Esas metas que están alineadas con nuestros valores y que se constituyen en nuestra vocación o nuestra misión personal. Cuando nos damos cuenta, estamos viviendo vidas ajenas, que no nos pertenecen y nos alejamos de nuestra razón de ser. ¿Cómo nos vinculamos entonces?

Cuando no estamos conscientes de lo que es valioso y nos movemos por convicción es muy fácil caer en los apegos y las dependencias. Nos relacionamos con personas y cosas por necesidad, desde lo que creemos que nos falta y que el otro puede completar en nosotros. Buscamos la felicidad afuera, sin darnos cuenta que la tenemos en nuestro interior, que estamos completos y que lo que tenemos es vida, tiempo y valor personal para compartir unos con otros y cooperar.

La forma de relacionarnos de manera sana, es decir libre, intencional y significativa viene desde el autoconocimiento profundo de quienes somos, qué nos mueve, es decir, cuáles son nuestros valores, para dónde vamos cómo nos vemos a futuro y en qué parte del proceso nos encontramos en estos momentos.

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Así que preguntarnos cómo nos estamos relacionando con nosotros mismos, con nuestro cuerpo y nuestra mente, qué hacemos y para qué lo hacemos. Cómo nos relacionamos con los objetos y posesiones, qué necesitamos realmente y qué es producto del habernos alejado de nuestro centro y sucumbido a la publicidad, al consumismo desaforado, a necesidades impuestas de afuera.

Cómo nos vemos dentro de nuestro entorno, la comunidad a la que pertenecemos, la cultura, el país. Cómo contribuimos con el mundo natural y animal o simplemente creemos que no tenemos nada que ver con lo que le suceda al planeta. Y cómo nos relacionamos espiritualmente con lo que es más grande que nosotros, con el cosmos, con el Universo y con Dios. Nos sabemos seres trascendentes o pensamos que somos el centro del universo y no hemos caído en cuenta de que apenas si seremos la punta de un alfiler en relación con la grandeza que nos rodea.

 

El hacer consciencia de todo esto nos ayuda a ubicarnos existencialmente y vivir nuestra vida de una manera especial y única. Ante la facilidad de conexion es difícil mantener nuestra originalidad y terminamos viviendo las vidas de otros. Por eso es tan importante hacerlo todo con intención desde lo que valoramos personalmente o correremos el riesgo de perdernos en la masa humana, sin identidad, sin un propósito claro y vacíos existencialmente.

 

 

Te invito a leer mi libro “Pausa y Sentido” donde amplío el tema de los vínculos significativos como una herramienta para encontrar sentido de vida.

Puedes seguirme en redes como @emilyatallahcoach y escuchar en Spotify mi podcast Pausa y Sentido

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