Perdonarnos es tan importante como perdonar a otros…

En éstas épocas navideñas y de fin de año muchos sentimientos y emociones salen a flote. Un tiempo de balances y recuerdos nos llevan a pensar la vida y reconocernos arrepentidos por no haber logrado sacar adelante los propósitos del año, no haber podido realizar lo que tanto queríamos hacer, haber escogido de acuerdo con las conveniencias, poniendo muchas veces el dinero sobre el amor o la pasión por algo.
Reconocernos culpables por las distracciones, las omisiones y haber puesto por encima nuestra realización personal sobre el cuidado de los que más amamos hace que caigamos en cuenta que somos los dueños de nuestro propio destino.
El hecho es que no somos capaces de perdonar nuestro pasado, de entender nuestras propias circunstancias, de ver las posibilidades que existen a pesar de haber cometido errores… y nos quedamos estancados. Y nos sentimos tristes y deprimidos, necesitados de un hombro sobre el cual llorar.
La buena noticia es que nunca es tarde para ejercitar un poco de compasión con nosotros mismos. Hacer balances y mirar el pasado es muy importante, pero debemos cuidar el no quedarnos ahí. El pasado sirve para analizar y reconocer lo que falló, el error que se cometió, el rencor que no nos deja ser libres y tomar la decisión de hacer algo, que es lo que nos lleva a avanzar. Decidir perdonarnos es lograr cambiar la respuesta de tristeza y minusvalía por una en la que nos reconocemos humanos y capaces de salir adelante. Perdonarnos nos lleva a preparar nuestro camino de aquí en adelante, como un nuevo comienzo.
La clave está en visualizarnos hacia el futuro. ¿Cómo queremos continuar nuestra vida?
¿Queremos hacer las paces con nuestro pasado, con nosotros mismos y con las personas que nos han ofendido? ¿Queremos liberarnos de los sentimientos de culpa y de rencor para renovar nuestra vida y empezar de nuevo?

No es fácil y tampoco se trata de olvidarlo todo como si pudiéramos hacer un borrón y cuanta nueva. Se trata de reconocer las heridas sufridas e infringidas y sanar el corazón sabiendo que probablemente volveremos a cometer errores y nos ofenderán, pero que somos más fuertes y capaces por haber podido tomar la determinación de obrar basados en el amor hacia nosotros mismos y hacia los demás. Somos más que lo que nos pasa!
Romper el círculo de dolor y resignificar los sentimientos y las emociones en éstas épocas navideñas y de fin de año harán que nuestros propósitos sean más reales, de calidad y no de cantidad y realizables en el Nuevo año.
Te invito a mirar el año que está terminando y…
- Hacer un listado con lo bueno que recibiste en el ámbito familiar, laboral y personal
- Revisar los propósitos del año y ver que pudiste cumplir y qué se te quedó entre el tintero. Vale la pena retomarlo o a lo mejor no era un propósito viable, bueno, importante.
- Revisar tus relaciones… cuántos rencores permanecen en tu corazón, grandes y pequeños, que no te dejan pensar bien de las personas, te vuelven desconfiado y mezquino.
- Tomar la decisión de perdonar y perdonarte, por lo hecho y lo dejado de hacer, por el abandono a los seres queridos, por las heridas sufridas por las personas que te rodean, por tantas cosas!!! Tratar de entender que todos somos humanos y cometemos toda clase de errores, con y sin intención. Pero también, merecemos otra oportunidad.
Feliz época de reflexión!! que tu navidad sea oportunidad de cambiar y lograr ser un mejor ser humano, más consciente, pleno y feliz.
