Cuando perdonamos nos elevamos a un nivel superior, un nivel del espíritu humano que nos lleva a ver las cosas desde diferentes puntos de vista, saliendo de nuestro propio ego que nos limita. Es decir, nos ponemos en los zapatos del otro, para intentar comprender sus circunstancias, sus motivos, sus miedos y poder entender lo que lo llevó a comportarse de la forma que lo hizo con nosotros.
Lo principal es reconocer que tenemos rencores y resentimientos, algunos superficiales y otros muy profundos que nos mantienen estancados y no nos dejan seguir adelante en el camino de la vida. Nos llenan de miedos, culpas y pensamientos negativos. No nos podemos sacar de la cabeza la ofensa ni la persona que nos ofendió. Reconocer que nos movemos en esas aguas fangosas del dolor que nos han causado es el primer paso para lograr salir de ahí.
El segundo es decidir perdonar. Es decir, quitarle el poder al otro y a la ofensa, que tienen sobre mi…aunque ese otro ni siquiera lo sepa. El perdón es un regalo que ofrezco al que me ofendió, sin esperar nada a cambio, pero buscando beneficio propio. Eso lo convierte en realidad, en un regalo para mí. Por medio de mi voluntad decido liberarme de los sentimientos negativos, de los sentimientos que me hacen sentir ira, enojo, que me alejan del placer de ver lo bueno en los demás y la belleza del mundo. Cuando vivimos resentidos vemos y juzgamos a los demás desde nuestra propia emoción. Cuando perdono, me abro nuevamente a las posibilidades, a las relaciones sanas. El perdón es un vínculo nuevo que cura y libera de la ataduras que produce el estar pensando todo el tiempo en el dolor que me causaron.
Esa libertad es la que me devuelve la paz interior y me permite tomar la decisión de reconciliarme con el otro o terminar definitivamente la relación, pero recordando sin dolor. El perdón no produce amnesia, no significa olvido. Significa transformar los sentimientos y recordar desde la humanidad compartida en la que vemos al otro como un otro, que puede cometer errores que no lo determinan y que siempre está en capacidad de enmendar.
La invitación hoy es a reconocer nuestros resentimientos e iniciar un camino de perdón desde lo mas pequeño y cotidiano, haciéndolo parte de nuestra actitud diaria para que con el tiempo seamos capaces de perdonar las ofensas más profundas y adquirir una actitud de humildad que nos lleve reparar las relaciones pidiendo disculpas también y reconociendo nuestros errores.
Coaching para aprender a perdonar: emilyatallah@gmail.com
Cel. 3112179005