¿Empezar el año hablando de lentitud? Es cuando tenemos las pilas bien puestas y estamos dispuestos a empezar con toda! ¿Será sensato poner el pie en el freno y hablar de lentitud?
Vamos a ver: Lentitud no se refiere a hacer menos cosas en el mayor tiempo posible. De lo que estamos hablando es de darnos el tiempo necesario para planear y clasificar las cosas que verdaderamente tienen sentido y que aportan al trabajo que realizamos y a las metas que nos hemos propuesto.
En el libro «Elogio a la lentitud», Carl Honoré habla entre muchas otras cosas, de lo que hoy hacemos casi obsesivamente y es tratar de embutir el mayor número de cosas por hora. Esto nos deja con la sensación de que cada vez tenemos menos tiempo, que las horas son más cortas, que el tiempo no nos alcanza y corremos para abarcarlo todo aunque al final ni siquiera recordemos con exactitud todo lo que hicimos.
Pero a veces es bueno recordar el principio de la supervivencia de los más aptos sobre los más rápidos (no olvidemos quién ganó la carrera entre la tortuga y la liebre).

Es por esto, que muchas veces quien dedica un buen tiempo a planear y tener claridad de lo que necesita hacer para lograr las metas propuestas es quien al final las logra, pues los demás se dedican a tantear terrenos y perder el tiempo en lo que llamamos «reunionitis» sin ningún objetivo claro.
Creo que es bien importante no caer en la tentación de aumentar nuestra velocidad porque sí, pues del «afán no queda sino el cansancio»
Cuando necesitamos desatrasarnos en el trabajo, buscamos una conexión mas rápida de internet, si queremos leer mas novelas, definitivamente necesitaremos un curso de lectura rápida, si no tenemos suficiente voluntad para hacer dieta… pues la liposucción es el camino. Pero cuando aceleramos las cosas, pagamos el precio costoso de no disfrutar, no saborear, no ejercitar, no aprender y perdemos el norte. Al final, el grave costo será el «sin sentido» en la vida. El burn out, estrés, surménage, enfermedad y miles de otras formas de nombrar el llamado que hace nuestro cuerpo y nuestra mente para que hagamos un alto y reflexionemos en lo que de verdad importa.
Los invito hoy a empezar el año con las pilas puestas y el programador en mano. Hacer menos pero con mayor eficacia y eficiencia logrando los objetivos propuestos. Planear para poder construir y ante todo construir en el tiempo, disfrutando los logros y saboreando la vida. Dejemos de lado todo lo que no contribuya a hacer nuestra vida mas significativa, simplifiquemos nuestras agendas, cumplamos los horarios y dediquemos tiempo a nuestra familia, amigos, ratos de ocio. Esto se reflejará en una mayor creatividad y agendas mas relajadas para poder disfrutar de los vínculos y las relaciones con quienes más amamos.
