La resiliencia es esa capacidad que tenemos de soportar y superar las adversidades para salir transformados en seres nuevos, con nuevos conocimientos, habilidades y actitudes.
Todos tenemos diferentes grados de fortaleza y también somos vulnerables en mayor o menor medida a diversas personas y situaciones. Pero así mismo, lograremos superar hasta las mayores pruebas si contamos con las herramientas adecuadas tanto personales, como sociales y espirituales.
Es importante que enseñemos a nuestros hijos a confiar, aunque hoy en día se nos lleve a la actitud contraria, ya que deben poder contar con alguien en los momentos de dificultad, que los ayude a salir adelante con su experiencia o soporte. Un niño que es maltratado o acosado en su casa, colegio o entorno en general debe poder encontrar la ayuda en un adulto significativo, compañero de clase e inclusive en su interior sacando herramientas como el humor que le dará una nueva perspectiva para ver la vida mas relajadamente y salir de su concha para pedir ayuda.
Una espiritualidad bien fundamentada lo hará salir de si mismo para ponerse en los zapatos del otro, es decir, ser compasivo, entender que en el mundo no estamos solos sino que nos encontramos rodeados por personas que al igual que nosotros sienten, aman, viven y necesitan de nuestra comprensión. Saber que somos útiles y que otros nos serán necesarios a la vez.
Para lograrlo debemos enseñar el valor del silencio y de la palabra, su uso en relación con los demás; la meditación como forma de reflexión y espacio para poder preguntarse por las cosas importantes de la vida, el sentido de la existencia, el sufrimiento y la muerte.
En un mundo lleno de actividad y ruido, los momentos de aislamiento deben ser enseñados desde pequeños para dotar a las personas de un conocimiento mas profundo de si mismos y del mundo que les rodea. Un silencio que no sea impuesto a manera de orden sino un silencio que sea una actividad con sentido, especialmente para los mas pequeños; como un espacio para escuchar los sonidos de la naturaleza, el cantar de los pájaros e inclusive los sentimientos y pensamientos propios.
Realizar actividades lúdicas e intelectuales con personas afines, que promuevan la sana discusión, el intercambio de ideas y la camaradería y que se conviertan en amistades sólidas y solidarias. Personas con quienes podamos contar en momentos de necesidad o simplemente personas que nos escuchen y ofrezcan un apoyo sincero. Para nuestros hijos, un grupo de amigos con valores similares siempre será un tesoro que poco a poco se verá indispensable al transcurrir del tiempo. Si ellos practican la compasión y la solidaridad, seguramente encontrarán el hombro sobre el cual descansar en su momento.
Son numerosas las herramientas que podemos ofrecer a las personas que sufren la adversidad, pero no hay como enseñar a los niños a identificarlas y utilizarlas desde pequeños de tal manera que en un momento de dificultad les sea connatural hacer uso de los recursos apropiados y sobrellevar los malos tiempos con mayor entereza, energía y poder salir adelante fortalecidos y transformados.
Libros recomendados: «Sobrevivir para contarlo» de Immaculée Ilibagiza y «A child called it» de Dave Pelzer.
Excelentes artículos de vida, eso es lo que necesitamos en un mundo tan controvertido y sin valores, la Resiliencia, es la capacidad que tenemos de ser supersr las adversudades y ser transformados por ellas, lo digo x experiencia,
Si Olga, es importante enseñar y practicar herramientas de Resiliencia para poder afrontar las dificultades que se presentan inevitablemente, en mayor o menor grado en nuestras vidas.
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