Uno creería que lo más natural y lo más lógico sería ser feliz en la familia, amar a los hijos incondicionalmente, tener una relación de pareja satisfactoria; llegar a casa y encontrar la paz del hogar, donde somos aceptados incondicionalmente con nuestras luces y sombras. Donde nos apoyan nuestros padres y nos entienden nuestros hermanos.
Realmente no es así para todos. La familia para un gran número de personas es un lugar peligroso, para otras se convierte en un reto bastante duro de superar.
Muchas madres piensan que el hogar y la familia les han quitado oportunidades profesionales; muchos padres traen sus frustraciones a casa, no encuentran una conexión real y no encajan sino para ser proveedores. Muchos hijos crecen en ambientes hostiles, faltos de cariño, con padres distantes y en manos de cuidadores que no tienen ningún vínculo afectivo con ellos.
Puede haber extremos, no todo es color de rosa y tampoco en todos los hogares se libra un campo de batalla. Pero la realidad es que la familia es compleja y a la vez es fuente de aprendizaje del amor, de superación de retos, de vida social y comunitaria, de valores superiores trascendentes. Es el primer contacto del niño con el mundo, donde lo aprende todo para luego salir a formar su propio hogar y continuar con la especie humana.
Muchas veces, la rutina, la costumbre en el afecto, la calma aparente que se instala con el tiempo en las familias es la que amenaza su estabilidad y cuando ocurre un periodo de crisis o de transición (como cuando los hijos se van), es cuando afloran los problemas, se evidencia la falta de amor en la pareja, la carga que representaba la educación de los hijos, la falta de apoyo entre los miembros.
Y nos preguntamos ¿cuál es el sentido de mi vida al llevar esa vida de familia que en ese momento no representa nada?
Es muy difícil hablar sobre este tema, pues nadie quiere mostrar lo que sucede al interior de su hogar… “los trapos sucios se lavan en casa” dice el dicho popular. Pero eso hace, que no se solucionen los problemas y se empiece a buscar afuera y en los lugares equivocados, el sentido que tiene llevar un matrimonio de años, soportar económicamente a unos hijos “desagradecidos”, haber dejado todas las aspiraciones personales por dedicarse a una pareja violenta, etc… En lugar de encontrar eso que al principio nos invitó a vivir de una manera especial, con tantas ilusiones de crecimiento personal, una vida en pareja compartida y tantas esperanzas puestas en los hijos.
Lo cierto es que vivir una cotidianidad familiar con sentido hace nuestra vida más plena y feliz.
Creo que es importante:
- No dejar de preguntarse cómo puedo involucrarme más en las dinámicas familiares. Hay padres que parecen invitados en sus propias casas. Parte de encontrar tu sentido de vida en la familia es ejercer como padre o como madre, no delegar tus responsabilidades. ¿Cómo vas a encontrar el sentido de vida en tu familia si no perteneces efectiva y afectivamente a ella?
- Renovar la relación de pareja día a día. No dejar que se enfríe, que la rutina rompa el vínculo especial que se tiene. Si hay problemas de indiferencia, de maltrato, buscar ayuda para ver si es posible cambiar las dinámicas o tomar decisiones que protejan la vida y la integridad personal. ¿Cómo vas a encontrar el sentido de vida en la pareja si la abandonas, si no intentas agradarla, si no eres amable, si no te comportas como su compañer@, si no te involucras emocionalmente?
- No esperar a que los demás cambien. Sentarnos a esperar que nuestros hijos nos demuestren su afecto, a que nuestra pareja se acerque, a que todos nos agradezcan lo que hacemos por ellos, etc… ¿Cómo vamos a encontrar el sentido de vida cuando sólo estamos esperando recibir y no damos de eso que pedimos?
Al final la familia es una causa que abrazamos; nos entregamos a ella entregando lo mejor de nosotros y recibiendo el amor de los demás. Es un trabajo que realizamos diariamente, poniendo nuestra originalidad y compromiso. Nuestra familia es única e irrepetible y si ves que te encuentras cuestionando tu lugar en ella, por favor, pide ayuda antes de tomar decisiones que afecten las vidas de los que más quieres.
Tomar una decisión con sentido te ayudará a encontrar el sentido en tu vida familiar.