Ya hicimos depuración, ahora ¿cómo voy a cuidar los vínculos verdaderos?
La idea de fin de año era hacer una reflexión y un recuento del pasado vivido. No solo del 2020 difícil, sino de cómo nuestro presente es el reflejo y resultado de nuestras decisiones pasadas.
Una vida frenética, llena de cosas por hacer y tener, hace que vivamos con la corriente del momento, dejándonos llevar sin tomar nuestras decisiones de manera consciente. Creemos que tenemos que movernos sin parar, asistir a todo y sumar y sumar y sumar…
Pero la realidad es que vamos acumulando amistades, amores, relaciones superficiales, igual que posesiones materiales. Es una competencia de quien tiene más amigos, quien ha tenido más novios etc… Somos populares, «estamos siempre en la jugada», y asistimos a todo hasta quedar exhaustos de cuerpo, de mente y muchas veces con el corazón roto en mil pedazos. No cuidamos nuestras emociones, y le entregamos nuestro ser a cualquiera una y otra vez, sin compromiso serio, pues lo hacemos por llenar nuestros vacíos existenciales con apariencias, sonrisas y mostrándole al mundo lo felices que somos en cada momento.
¿Cuál es la realidad? Es un tema de cuidado y amor propio pero también de interés y amor por el otro. Las relaciones humanas son importantes y complicadas a la vez. Aunque el ser humano es social por naturaleza, necesitamos del otro para reconocernos a nosotros mismos, también necesitamos que las relaciones que entablamos sean un camino de crecimiento personal, un camino para entregar lo mejor, para servir, ayudar y canalizar el amor y la amistad. También para recibir ese apoyo, ese espejo en el cual mirarse, esa relación para expresarse y recibir retroalimentación, para formar pareja y grupo y compartir formas de pensar y de vivir la vida. Debe haber una reciprocidad incondicional pero basada en el amor real, donde no hay dominio sino entrega. No somos como los animales que actúan por instinto y reproducen la especie. Cuando lo hacemos de igual forma, quitamos al ser humano su humanidad. Los vínculos amorosos no son instinto sexual. Los vínculos humanos son intencionales y entregan no solo la parte biológica y psicológica sino que son conexiones espirituales, pues somos seres espirituales. Vamos más allá del instinto, del deseo y somos comunión trascendente.
Nuestras interacciones con otros nos pueden llevar alto o a lo mas bajo también, si no seguimos nuestros valores y tenemos vínculos significativos. Nos pueden dar vida y ser impulsadoras de nuestro bienestar y sacar lo mejor de nosotros o pueden hundirnos en las más profundas desesperanzas; pueden energizarnos la vida o pueden ser relaciones tóxicas que nos roban la felicidad. Pueden darnos amor y desvelar el sentido de vida para nosotros o pueden oscurecer nuestro paso por la tierra y hacernos sentir en la más profunda soledad, aunque estemos rodeados de personas.
Así que no es un tema menor y si este año ponemos más intención en todo lo que se relaciona con nuestros vínculos de amistad, nuestros vínculos amorosos y también los laborales y pasajeros, muy probablemente podamos vivir de manera mas simple, sin tantas complicaciones y podamos encontrar calorcito en el corazón, aunque sea con una sola persona, que es en realidad lo que se necesita.
Te propongo para el inicio del año:
Así que como vas a depurar, dejar unos pocos pero verdaderos, vas a tener mas tiempo para dedicarte a consentir esas amistades y elegir ese amor. La clave está en ser conscientes, no dejarnos llevar por nuestros deseos desenfrenados sino hacerlo todo conectando con nuestra intuición, dándonos tiempo para valorar y conocer y comprometiéndonos a cultivar con amor cada relación.
Que nuestros vínculos este año se fortalezcan, sean significativos, y nos traigan alegría, apoyo, compañía, aprendizajes y ante todo nos llenen de amor la vida. Las relaciones son un camino para encontrar el sentido de la vida, pero depende de nosotros que así sea. Recuerda que eres el dueño de tus decisiones y libre para elegir en cada momento.
Emily Atallah