Vivir las fiestas en un clima de reflexión interior
Siempre me ha llamado la atención que cuando se acercaba diciembre yo empezaba a sentirme ansiosa, estresada, con mucho por hacer y poco tiempo para lograrlo. Todo por un mes, que se ha venido convirtiendo en un caos donde todo el mundo corre, se endeuda, se estresa, se aumenta el consumo de alcohol y sustancias, hay mas accidentes de tránsito, salimos de vacaciones al debe, etc…
Un día me propuse mirar lo que realmente significaba para mí, el mes de diciembre, pues aunque son fechas religiosas donde la mayoría de religiones confluyen en sus celebraciones más importantes, además es el final del año y el comienzo de uno nuevo. Pero el significado es individual, personal, único. El problema es que nos hemos dejado llevar por una serie de modas, consumismo, tendencias y hemos perdido la verdadera razón de ser de las celebraciones.
Las despedidas de las empresas se han convertido en un imperativo y donde no se hacen, hay una cantidad de empleados descontentos y un clima lleno de rencor, como si fuera una obligación, hacer un festejo para despedir el año, lleno de licor, comida y regalos sin sentido. ¿Despedir qué? ¿No van a seguir trabajando el lunes siguiente? Hay otras formas de ser agradecidos con la oportunidad de hacer algo por nuestra comunidad y servir a los demás. No somos merecedores de nada; de nada sirve llenar a unos niños de regalos sin sentido cuando carecen de educación y salud; de nada sirve hacer fiestas desenfrenadas con licencia para emborracharse y para hacer todo lo que no se debe hacer (obvio no en todos los casos es así, pero cada vez mas se normaliza); el trabajo es posibilidad de cubrir nuestras necesidades básica y de ser mejores cada día y entregar nuestra originalidad, crecer y evolucionar y hacer algo por los otros. Ubiquemos nuestras prioridades, nuestros valores y vivamos una vida libre y responsable.
Las novenas, que son una tradición muy bonita, se convirtieron en una reunión constante durante nueve días, donde lo que menos se hace es orar intencionalmente, meditar. Solo un montón de rumbas, en las cuales se gasta, se come dizque con la excusa de la tradición. No es que no hagamos la novena, pero…. ¿de qué se trata realmente? ¿Hay necesidad de hacer una fiesta cada día? Oigo personas quejándose de que les “toca” hacer una novena con gran cantidad de personas para “devolver” atenciones recibidas. Tantos “deberías” que manejamos y que en éstas épocas se convierten en otra fuente de estrés y preocupación. Inclusive de peleas y disgustos.
Los regalos de navidad, son un monumento al consumismo. En el cristianismo, ¿no se celebra acaso el nacimiento de Jesús? ¿No deberíamos regalarle a él? que sentido tiene dar un montón de regalos a personas que no necesitan, de llenarnos de mas cosas sin sentido y que se quedan guardadas en un cajón a la espera de ser regaladas nuevamente. Tal vez si nos fijáramos en quien realmente lo necesita e hiciéramos un gasto organizado, que sirviera para aliviar el hambre de alguien, dar educación, salud, compañía, estaríamos cumpliendo el objeto de la celebración de manera mas real y cercana.
Las deudas en esta época del año suben enormemente y al inicio del año solo queda la resaca de la celebración. No se trata de no hacer nada y de no celebrar, pero si de hacer un alto y pensar en lo que realmente significa para cada uno la temporada navideña. Separarnos un poco de la masa del consumo desenfrenado y ser más intencionales. Las tradiciones nos mantienen con la mirada puesta en nuestras raíces, y son importantes. La reunión familiar tendría mayor significado si no fuera una vez al año por estas épocas, sino que se tradujera en un constante estar pendientes de los nuestros y sus necesidades.
De que nos sirve celebrar y reunirnos y comer y regalar, si en nuestro corazón estamos llenos de rencores, si no nos hablamos con la mitad de la familia, si detestamos a los amigos de nuestra pareja, si todo se convierte en un tira y afloje con nuestros ex, si por regalar y demostrar y aparentar luego tendremos que trabajar el doble.
Que esta época sea una época de cambio, de reflexión, de transformación. De “poner la casa en orden”, la casa material y la casa mental.
Algunos tips para lograrlo:
Así que te invito a vivir una Navidad, unas fiestas diferentes. No dejarte llevar por la corriente, a celebrar tus tradiciones realmente, volviendo a los orígenes, con sentido. No porque todo el mundo lo hace. A no esperar nada, ni siquiera regalos, sino a dar ejemplo y cambiar la forma de hacerlo hoy en épocas de tanta necesidad.