Tantos frentes que hay que cuidar para tener un equilibrio en la vida y un bienestar general y el tiempo parece no alcanzar para tanto. El trabajo, la familia, algo de vida social, tiempo para la espiritualidad, la reflexión y el silencio. Tiempo también para hacer ejercicio físico. Igual el día tiene 24 horas, de las cuales es importante dedica al menos 8 a dormir (esto también es básico para la salud). Así que no quedan sino 16.
Existe un área más importante que la otra? creeríamos que sí pero… cómo decidir cuál, si tenemos necesidades que satisfacer, hijos que atender, pareja que cuidar y todo parece urgente e importante al mismo tiempo.
Es cuestión de poner prioridades a las actividades, según nuestros valores y objetivos personales. Dejar de lado todo lo que nos aleje de alcanzar eso que es importante para nosotros. Más fácil decirlo que hacerlo, pues pocos nos hemos dedicado a conocer eso que realmente es más importante y nos vamos dejando llevar por las necesidades del momento, por las presiones sociales y familiares. Vamos como veletas por la vida, sin tener un puerto conocido donde llegar.
Si no nos auto conocemos, no podremos saber hacia dónde queremos llegar ni qué huella queremos dejar en el mundo. Si no tenemos claridad sobre nuestros objetivos y metas, probablemente dedicaremos mucho tiempo a hacer cosas que se van presentando pero que no aportan nada a lo que queremos, pues no sabemos realmente lo que queremos. Y esto es en todas las áreas de nuestra vida. Haría falta un tiempo de reflexión para poner en orden nuestros asuntos y empezar a vivir de forma consciente. Vivir la vida y no dejar que ésta nos sobrepase sin darnos cuenta.
Cuántas veces nos encontramos diciendo ¡Como ha pasado el tiempo y ni me di cuenta! Los niños se crecieron, nunca cambie de trabajo, no logré sacar mis estudios adelante, no he podido ahorrar lo que quería etc…
No es cuestión de egoísmo, ni de desinterés, sino de no perder el tiempo en cosas superficiales, sin sentido. Es dedicar a cada cosa su tiempo, tener unos hábitos acordes con nuestras necesidades, no dejar a la deriva cada día, a ver que pasa. Lograr el equilibrio requiere disciplina pero también algo de flexibilidad que nos ayude a adaptarnos a los cambios que trae la imprevisibilidad de la vida.
Hay que poder saber lo que se quiere, visualizarse y proyectarse para poder construir un futuro desde las enseñanzas del pasado y la vivencia del presente. Lograr todo lo que queremos si es posible. Somos capaces, suficientes, abundantes. Lo que nos falta a veces es organización, hacernos dueños de nuestra vida. La dirección está ahí, si nos conectamos con lo importante, qué es eso que nos emociona, nos llama a actuar porque sabemos que nos conviene, que es bueno y nos atrae. Esos son los valores. y al final, ese es el sentido de la vida.
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