Muchas veces nos encontramos pasando más tiempo cuidando y limpiando, trabajando para ganar el dinero para pagar los depósitos en los cuales guardamos nuestras posesiones. Viajando a realizar el mantenimiento de nuestras propiedades, arreglar lo que se ha dañado y pagar a quien lo cuida, muchas veces por obligación, pues nos hemos cansado de ir al mismo lugar una y otra vez.
Las vacaciones y las mudanzas se hacen difíciles y costosas por la cantidad de cosas que debemos empacar y desempacar. Se nos drena la energía antes de poder ir a la playa, al parque, a jugar. Cuidar nuestras cosas nos estresa.
Muchas veces encontrar una vida significativa requiere deshacerse de cosas valiosas, de buena calidad, costosas, útiles, admiradas… todo por un bien mayor. ¿Cuál es ese bien mayor? Son nuestros valores, lo que es más importante para nosotros.
Volver a nuestras raíces para poder descubrir ese bien o valor es esencial para concretar nuestros objetivos y metas en cada área de la vida. Dentro del ámbito familiar, cuáles son nuestras expectativas de pareja, con los hijos, con nuestra forma de vida. Dentro del trabajo, como nos vemos realizados profesionalmente, que aportamos a la empresa, a los demás y al mundo en general. En de nuestra vida social, qué tipo de amistades queremos tener, conservar, dedicar tiempo. En cuanto a lo personal, nuestro cuidado físico, mental y espiritual con alimentación y ejercicio, meditación, silencio, sueños, creatividad.
“El precio de algo es la cantidad de vida que intercambias por eso”. Henry Thoreau
Por eso es importante:
Si tenemos muchas cosas viviremos una vida poseida por nuestras cosas; si decimos que sí a todo y nunca decimos no, viviremos una vida organizada por otros. Si mantenemos más de lo que necesitamos, le daremos menos a quien necesita y nuestra acumulación no tendrá ningún sentido.
Te invito a repasar tu vida, ver qué es lo valioso y deshacerte de lo que te aleja de tus propósitos de sentido vital.