Después de bajarle un poco el ritmo a la vida, – aunque se que muchas personas sienten que esto es desperdiciar el escaso tiempo que tenemos -, y tratar de saborear y disfrutar al máximo cada cosa que hacemos siendo más eficientes y eficaces a la vez, quiero sugerir el vivir una vida mas simple.
Tenemos distracciones por todos lados. El mundo del consumismo nos llena de información atractiva y nos bombardea con cosas todo el tiempo y nos es difícil concentrarnos en lo importante por estar pendientes de todo lo que nos gustaría alcanzar y tener. Las vidas de los demás no habían sido nunca tan públicas y como queremos que todos vean nuestra mejor cara, son vidas felices y exitosas SIEMPRE!!
¿Es esto real? la vida es un pasar de fiesta en fiesta, estrenando ropa, carro viajes y disfrutando absolutamente todo el tiempo? Estar sonrientes, exhibir un cuerpo escultural y unos hijos perfectos y llenos de logros?
Aunque nos alegramos mucho de todos nuestros “amigos” que han logrado tantas cosas…. es irreal. Al interior de los hogares se sufre, se pelea, se fracasa, se tienen problemas, se llora al mismo tiempo que se ríe, se soluciona, se habla, se apoya, se vuelve a empezar.
Pero la pregunta es: ¿En qué áreas de mi vida puedo simplificarme? y la respuesta es: ¡En todas!
Simplificar la vida nos da libertad y alegría y nos lleva a centrarnos en lo esencial y realmente valioso para nosotros. Y más allá de salir de las cosas del closet, los adornos de la casa, los libros, los utensilios de cocina, hay unas áreas que nos ayudan a llevar una vida más organizada y que entre más simples sean, mayor libertad de movimiento nos van a generar:
Una vida sencilla, sin querer tenerlo todo, hacerlo todo y conocerlo todo. Menos demandante económicamente, con objetivos claros. No es fácil ante tanta tentación, pero si lo logramos será increíblemente gratificante!
Te invito a revisar esas prioridades y hacer un propósito de año de ceñir tus actividades a tus objetivos y metas, alineados a tus convicciones personales.