Me habrán escuchado hablar mucho sobre el perdón, un tema bastante difícil para la mayoría de las personas. Creo que es importante primero que todo enmarcar el perdón y delimitar sus alcances, pues tenemos algunas concepciones equivocadas sobre lo que es y lo que no es el perdón.
Lo más importante es entender que el perdón es un proceso personal, libre y voluntario en el cuál la persona ofendida decide cambiar la respuesta que da al ofensor por la ofensa recibida. Esto no significa que se aprueben las conductas, que no se haga justicia, que se permita el maltrato reiterado y tampoco implica el olvido, pues la memoria no se borra. Significa evitar la violencia como modo de respuesta y lograr una convivencia pacífica.
Esta nueva forma de relacionarnos y de ver a los demás implica una serie de habilidades o virtudes que nos ayudarán a tener una vida más tranquila, optimista, llena de posibilidades, plena y feliz.
Hablamos de herramientas sobre las cuales vamos a reflexionar y empezar a trabajar en lo que consideremos nos sea necesario para aportar a los equipos de trabajo en los que nos desempeñamos (familia, oficina, estudio):
“El resentimiento es un veneno que te tomas esperando que muera el que está al frente”. Anónimo.