Este es un tiempo propicio para mirar a lo nuevo, tener una nueva esperanza e ilusiones renovadas. Al pasar los días, con el correr de los meses se nos olvida el entusiasmo con el que empezamos, la rutina nos va acaparando las horas deliciosas de exploración e inspiración que tuvimos al inicio del año.
Tal vez lo que era un proyecto empezando se va quedando estancado, dejamos de ver sus posibilidades. No siempre las cosas salen como las imaginamos y vamos perdiendo el envión inicial. En la parte personal nos pasa lo mismo… cuantas dietas abandonadas, gimnasios pagos sin usar, cuidado personal que se convierte en un “mañana lo hago”. ¿La vida amorosa o de pareja? igual, dejamos los detalles de lado, o la ilusión de un nuevo amor se convierte en algo para después.
¿Por qué no vivir cada día como si fuera primero de Enero? o como siempre nos dicen, ¿cómo si fuéramos a morir mañana? Solo la enfermedad, la muerte de otros, los golpes duros de la vida nos devuelven a la realidad del milagro diario de vivir.
Pero, ¿qué pasaría si al levantarnos cada día lo viéramos como una nueva oportunidad y diéramos gracias por tener el regalo de hacerlo todo nuevo?
Los invito a reflexionar sobre esto, a poner un pensamiento diferente a lo que hacemos cotidianamente. Es no conformarnos con que a un día le siga otro igual, tampoco debemos dedicarnos a realizar cosas locas; no se trata de tomar riesgos de vida o muerte. Es encontrarle un sentido a nuestras tareas familiares y laborales.
Es hacer de cada encuentro un momento único y especial, disfrutar la compañía de los de siempre y de los nuevos.
Disfrutar de las cosas pequeñas sin esperar a que ocurra algo extraordinario para poder decir que estamos vivos.
Algunos tips para lograrlo:
En fin, nuevas oportunidades tenemos todo el tiempo. Démonos el regalo de vivirlas, amarlas y disfrutarlas.